
«El paisaje es espectacular, una alucinada»
La cumbre se tiñe de blanco ·
Cientos de personas subieron a Tejeda para disfrutar de un paisaje único. No se registraron apenas colas y aglomeraciones en un día único para los que desafiaron al frío.Secciones
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La cumbre se tiñe de blanco ·
Cientos de personas subieron a Tejeda para disfrutar de un paisaje único. No se registraron apenas colas y aglomeraciones en un día único para los que desafiaron al frío.La de este martes fue una tarde única para muchísimas de las personas que desafiaron al frío y subieron a la cumbre de Gran Canaria para disfrutar del primer día de nieve del año. Entre estas afortunadas, pequeñas como Aitana -de siete años y que llegó desde Barrial- y Nayra -de cuatro y procedente de Teror- pudieron disfrutar por primera vez en sus vidas de la increíble sensación de correr por los pinares teñidos de blanco, aunque corrieran el riesgo de darse un culazo. El momento merecía la pena.
Aitana se llevó una gran sorpresa cuando su madre Ana le dijo de subir tras llegar del colegio. Ellas subieron a su perrito Rocky al coche, se forraron para no pasar frío y pudieron vivir una experiencia inolvidable. «Esperaba un poco más de nieve», decía la niña, que no paraba de jugar y quería hacer un muñeco para enviarle una foto a su padre, que estaba trabajando.
Nayra Díaz tampoco paró de correr por las inmediaciones del pico de Las Nieves acompañada de su madre Mairem Batista y su amiga Ainhoa Cabrera, que fue quien las animó a vivir esta experiencia. Dama, una preciosa perra de un año y medio de vida, también lo pasó en grande y no paró de jugar con los palos, las piñas y la pinocha. «Todo surgió de forma espontánea cuando salimos de trabajar. Se lo dije a Mairem y nos animamos para ver este paisaje tan espectacular, es una alucinada», comentaba sonriente Ainhoa.
Cien metros más arriba aparecía la impronta de un husky siberiano que también estaba experimentando su primera vez entre el hielo. Nala, a sus tres años, visitó Tejeda de la mano de su propietaria Natalia Herráiz y el tinerfeño Pepe Perera. Ambos trabajan juntos en el hospital veterinario de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y se aventuraron a ir a la cumbre por la mañana «cuando leímos el CANARIAS7 y vimos que había nevado. Las fotos eran espectaculares y quisimos subir con Nala. Ella se lo está pasando en grande, no para de jugar y es una maravilla verla tan feliz», exclamó refiriéndose a su perra de tres años.
Entre tanta muchedumbre no hubo que lamentar problemas ni aglomeraciones: «Todo está tranquilo aunque se ve a gente con poco abrigo», comentaba un miembro de la Cruz Roja.
La cumbre se tiñó de blanco para el deleite de sus visitantes.
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