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Edificio parcialmente derribado de Arucas que ha sido okupado por jóvenes migrantes. Arcadio Suárez

Okupan las casas en ruinas de Lomo Espino, en Arucas, nunca derribadas

Un grupo de jóvenes migrantes malvive y se juega la vida en los dúplex inestables de la urbanización Montespino que se tiró en parte porque afectaba a la cuarta fase de la GC-3

Domingo, 16 de febrero 2025

Buscándose la vida, pero también jugándosela por el precario estado de la edificación, un grupo de jóvenes migrantes ha okupado los dúplex pareados de la que fuera la urbanización Montespino de Arucas, los pisos que nunca fueron derribados después de construidos, entregados, habitados y desalojados porque estaban demasiado cerca del trazado de la cuarta fase de la circunvalación a la capital (GC-3).

Sin agua, sin luz, sin muebles y rodeados de los escombros de las viviendas de la promoción que sí fueron derribadas, la decena de okupas que tiene aquí un techo malviven en un inmueble que recuerda a la Gaza actual y que sigue en pie porque el Gobierno de Canarias no completó el derribo que tenía que haber ejecutado de los 16 dúplex de Lomo Espino (Cardones) afectados por la prolongación de la GC-3 entre Tamaraceite y Arucas.

Los propietarios de las casas que obtuvieron licencia de obra y cédula de habitabilidad del Ayuntamiento de Arucas, aunque era evidente que se construirían demasiado cerca del asfalto, tuvieron que ser indemnizados cuando apenas llevaban dos años en ellas, recibiendo cada uno de ellos 300.000 euros por la negligencia de cuidado de la que fueron víctimas.

Construidas por la empresa Cimacal SL, sus anteriores dueños firmaron la compra de estas viviendas a finales de 2003 y el Consistorio aruquense firmó la licencia de primera ocupación en enero de 2004, en ambos casos después de que, desde julio de 2003, estuviera aprobado el trazado definitivo de la cuarta fase.

La trasera del inmueble de Lomo Espino es una escombrera. Arcadio Suárez

La piqueta sólo tiró abajo las viviendas más próximas a la circunvalación y dejó en pie el resto, aunque la estructura del inmueble compartía el garaje y es ahora inestable e insegura. La constructora de la cuarta fase de la GC-3 ofreció completar el derribo pero no se llevó a cabo porque surgió la idea de salvar los dúplex más alejados de la carretera para habilitar ahí un edificio de uso cultural. Fue lanzada públicamente por el Gobierno municipal de Arucas y se quedó en agua de borrajas.

Además de la piqueta, los amigos de lo ajeno aprovecharon que la urbanización había quedado vacía para llevarse puertas, ventanas, cables, grifos, inodoros y cuanto objeto de valor hubiese sido dejado atrás y sobrevivido al derribo. También hubo otros okupas antes de los actuales, que hasta la fecha no han causado problemas de convivencia.

Los escombros la rodean, la aíslan, la afean y la hacen insegura, pero no impiden que sus okupantes entren y salgan a diario del esqueleto insalubre que habitan y en el que, en las noches de más frío de las semanas pasadas, han encendido hogueras para entrar en calor.

Los vecinos más cercanos, que ya antes evitaban el paso por este caótico campo sin ton ni son de hierros, paredes rotas y cachos de hormigón, ahora lo evitan todavía más.

Vista de la urbanización Montespino mientras se construía la cuarta fase de la GC-3. C7

Este periódico tiene constancia de que la okupación de estas precarias viviendas, si tal calificación merecen, ha sido denunciada a distintas administraciones públicas sin que, hasta la fecha, los jóvenes que allí malviven hayan sido desalojados.

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