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Rosario Ramos es el epítome de los problemas de la parte alta de San José. Sobre su casa se cayó una piedra de 1.500 kilos en 2017. Los bomberos acudieron y le dijeron que iría un técnico del Ayuntamiento para definir cómo retirar el pedrusco. Mientras esperaba por la solución municipal, tenía que subir y bajar la piedra para poder acceder a su casa. Las penas que pasó Rosario para entrar y salir hicieron que sus vecinos se decidieran a romper la piedra. «Todavía estoy esperando que venga el técnico», explicó.
Rosario ejemplifica el miedo de un barrio que vive mirando al risco, pendiente siempre del próximo deslizamiento. Las piedras están hasta localizadas y algunas han sido apuntaladas, pero los vecinos demandan una acción programada del Consistorio.
Allí arriba, casi en la cresta de la montaña, del Ayuntamiento lo único que se reciben son visitas oficiales que no se transforman en políticas concretas y los recibos de los impuestos.
Todo lo han tenido que hacer ellos porque la acción municipal no tenido nunca el empuje suficiente para subir la cuesta. «Desde Jerónimo Saavedra, todos los alcaldes han venido por aquí pero nadie hace nada», exponen los vecinos de la autodenominada calle Trasera de José Mesa, bautizada así por los residentes ya que, oficialmente, tampoco tiene nombre.
«El Ayuntamiento son los vecinos», explica Juan José San Juan, «si algo se rompe, lo tenemos que arreglar nosotros».
El listado de obras públicas elaborado por los residentes es inacabable. Las escaleras, los muros, las carreteras, los remedos de aceras, las acequias y hasta alguna farola han tenido que ser puestos por estos ciudadanos que no disfrutan del concepto de bienestar comunitario que gozamos el resto de palmenses, solo unos metros más abajo.
Hay caminos de cabra, en mitad del campo, más transitables que muchas de las calles que tienen que usar a diario los vecinos de la parte alta de San José. Lo que se supone que es la calzada se reduce a una vía de tierra, llena de teniques, salpicada de manchas de hormigón o cemento que los vecinos han ido poniendo con el paso de los años para que los coches puedan circular con algo de seguridad, si no es muy atrevido usar esta palabra en unas sendas que cuelgan de los riscos y se precipitan por desniveles de hasta varias decenas de metros.
Por ahí no solo se despeñan piedras. También se han registrado ya varias caídas de coches arrastrados por deslizamientos y más de un tropezón de diferente gravedad.
El riesgo de caída es un vecino más en esta zona de San José ya que no solo el asfalto es irregular, sino que además hay muchas aceras que no tienen ninguna protección de cara al vacío y, encima, muchas están rajadas y abriéndose.
Delante de la casa de Sari Tavío, los vecinos han puesto un testigo al muro que ellos mismos construyeron para protegerse de caídas a la salida de sus casas. La pintura marca que las paredes se separan cada vez más, apuntando al vacío como próximo destino de este viaje.
Son cuatro las viviendas que están juntas en esta situación y a las que se accede por una escalera que se convierte en cascada cuando llueve con cierta intensidad. «Con las últimas lluvias, no se podía entrar ni salir», explica uno de los afectados. Una sentencia de 2014 obligaba al Ayuntamiento a ejecutar la obra para dar seguridad a este muro, tal y como consta en una resolución urbanística de 2015, pero aquí también siguen esperando por el Ayuntamiento.
Las lluvias son un motivo serio de preocupación. En la otra punta del barrio, ya más cerca de San Juan, la calle delante de las viviendas también está cediendo a la fuerza de la gravedad. «Siempre que llueve me acojono porque hay desprendimientos», reconoce José Taisma.
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El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Javier Doreste, explicó a través de un portavoz autorizado que «las actuaciones que se puedan hacer en un futuro en esa zona estarán recogidas en el plan especial San Juan-San José, pero todavía estamos en conversaciones con los vecinos para ver qué se hace y una vez que lo acordemos, actuaríamos».
Sin embargo, en un escrito de respuesta a la petición de asfaltado, el Ayuntamiento respondió que Vías y Obras no se podía hacer cargo porque se trata de suelo rústico de protección paisajística y, por tanto, se debe actuar en el sentido de recuperar estos valores naturales.
El presidente de la asociación de vecinos de San José, Chano Alemán, aseguró que «el Ayuntamiento no atiende ninguna petición, no hay voluntad de ningún tipo». Calcula que son más de cien los vecinos afectados y, por eso, ante el riesgo de desprendimiento, ha reclamado la ejecución de una obra de emergencia en esta parte del barrio.
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