Fernando Torres Baena, el cabecilla del caso Kárate y que fue condenado a 302 años de prisión por abusos sexuales y corrupción de menores, solo ha abonado una mínima parte de los 770.000 (además de los embargos) que debe a 28 de sus víctimas en concepto de indemnizaciones por los daños ocasionados durante más de 30 años en los que ejerció como cabecilla de la llamada 'secta del kárate'.
El recluso comenzó hace menos de un mes el Programa para el Control de la Agresión Sexual (PCAS) -fundamental para conseguir permisos- y vive siempre solo en una celda del módulo 4 de respeto del Centro Penitenciario Las Palmas I, en Juan Grande, al estar dentro del Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES).
Según la sentencia firme dictada por el Tribunal Supremo el 21 de marzo de 2014 y que tuvo como ponente al magistrado Antonio del Moral García, el condenado Fernando Torres Baena debe de indemnizar a siete víctimas con 50.000 euros cada una, a otras siete con 40.000 y a 14 con 10.000, lo que suma una cantidad de 770.000 euros, de los que ha pagado una parte mínima en todos estos años.
Los motivos que argumenta el reo es que no cuenta con medios económicos para hacer frente a estas cantidades, e incluso ha presentado varias quejas a la dirección del centro penitenciario porque no le dan trabajo en su módulo para así poder abonar estas cantidades.
Esta circunstancia es muy importante, por ejemplo, a la hora de poder acceder a permisos penitenciarios como ha pretendido Torres Baena en casi una decena de ocasiones, aunque hasta el momento les han denegado todos. El último intento fue a principios de diciembre cuando el magistrado titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de Las Palmas de Gran Canaria, Arcadio Díaz Tejera, desestimó en un auto un recurso del karateka contra una denegación de permiso, dando de esta forma por válido el unánime informe desfavorable realizado por la Junta de Tratamiento de la prisión.
En esta resolución, el juez interesó que el reo fuese evaluado por un perito forense ajeno al centro penitenciario para que informe sobre su situación psíquica actual, su posible reincidencia y el tratamiento terapéutico al que debería someterse el condenado, circunstancia que generó malestar entre los profesionales de la cárcel que calificaban esa decisión en una «falta de confianza» en su trabajo, según fuentes sindicales. También se mostraron contrariados porque, a su juicio, la autoridad judicial «no cree en el tratamiento PCAS», alegan.
Su día a día
Torres Baena, mientras tanto, sigue su día a día en el Módulo 4 de Juan Grande denominado de confianza. El mismo tiene capacidad para 144 reclusos en 172 celdas y en la actualidad hay cerca de 130 reos debido al aumento de ingresos experimentado en los últimos meses.
El líder de la 'secta del kárate' está incluido desde su ingreso en prisión dentro del FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento), por lo que está solo en una celda por cuestiones de seguridad. El FIES está dividido en cinco categorías y Torres Baena pertenece a la quinta destinada a autores de delitos muy graves que hayan generado una importante alarma social. Por este motivo, los funcionarios controlan sus comunicaciones escritas, las orales, se controlan sus actividades con compañeros, paseos, lecturas, destino, etcétera, las comunicaciones con los abogados, y los nombres de estos, la participación en actividades programadas por el centro o las solicitudes de permisos de salida, antes de que las estudie el propio equipo técnico.
Según fuentes penitenciarias, Torres Baena siempre ha mostrado un «buen comportamiento» dentro de la cárcel e incluso ha estudiado la carrera de Derecho. Incluso, al ser el único de su módulo que estaba matriculado en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), se 'apropió' de una sala destinada a estos alumnos, un beneficio que se le retiró de inmediato. A pesar de su conducta correcta, las mismas fuentes destacan su carácter «manipulador» con su entorno, que «presiona» a los trabajadores y «se vende muy bien».
Su día lo pasa de la celda al gimnasio, al patio y sus estudios y, aunque no ha tenido conflictos con otros presos a pesar de los delitos por los que fue condenado, tampoco se relaciona mucho con el resto de compañeros, relatan las mismas fuentes.
En cuanto a visitas del exterior, el exentrenador de kárate no suele recibir muchas que no sean las de su hijo y hermana, que también les suelen ingresar dinero de vez en cuando. En la actualidad, Torres Baena no tiene contacto con su esposa María José González, que cumple una condena de 140 años de encarcelamiento por haber cometido 17 delitos de abusos sexuales continuados. La exkarateca sí ha disfrutado de varios permisos penitenciarios a pesar de no estar aún en tercer grado en un centro penitenciario de Mallorca.
Por último, a Ivonne González -sentenciada a 126 años de prisión- se le denegó desde Madrid recientemente el tercer grado, pero disfruta de permisos y tiene incluso trabajo en el mantenimiento de Juan Grande. De los tres condenados es la que más dinero ha abonado de responsabilidad civil. hasta el momento.
Díaz Tejera: «Si necesito otro peritaje, lo volveré a pedir»
El magistrado Díaz Tejera respondió a la polémica generada entre los profesionales de la prisión de Juan Grande después de haber pedido un peritaje psicológico externo del preso Torres Baena. La autoridad judicial dijo a este periódico que «en todos los campos del conocimiento ningún profesional se ofende si existen varias opiniones. Es más, en la cárcel hay pocos psicólogos para 1.000 personas y no puedo pretender que todos ellos tengan un conocimiento al detalle de todos los internos. Que se pida otra evaluación no es ningún desprecio y la próxima vez que necesite un peritaje acerca de un ser humano, lo volveré a pedir, se ofenda quien se ofenda», manifestó.
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