
El Supremo desestima el recurso del secuestrador de la familia Bolaños
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El Alto Tribunal entiende que los delitos no prescribieron y que la confesión que el condenado Siugzda Vaivaras realizó fue legalLa Sala Segunda del Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de casación interpuesto por la defensa de Siugzda Vaivaras, el lituano que fue condenado a tres años y medio de cárcel por haber organizado y participado en el secuestro, robo y paliza cometidos sobre el empresario José Bolaños, su mujer y su hijo en mayo de 2002.
El Alto Tribunal desechó los motivos expuestos por esta parte que argumentó dos cuestiones nucleares. La primera, que aplicando la normativa vigente al tiempo en que ocurrieron los hechos, el delito de lesiones así como el de robo con violencia habrían prescrito, quedando únicamente vigente el de detención ilegal. El segundo planteamiento de queja fue que debió anularse la confesión que realizó en su día el condenado, al haberse producido durante su estancia en los calabozos.
La Sala Segunda, en una sentencia que tuvo como ponente a Leopoldo Puente Segura, desestimó ambos planteamientos, condenando incluso en costas a la parte recurrente.
Al respecto del primer motivo de casación y tras examinar el asunto, el fallo determina que «cuando nos encontramos ante delitos sustancialmente conexos en los que, como consecuencia de un plan o proyecto previo, se lesionan o ponen en peligro diferentes bienes jurídicos», apunta la Sala, «el régimen de prescripción con respecto a la totalidad de los delitos cometidos, debe entenderse regido por el plazo previsto con relación al delito más grave», que en este caso concreto fue el de las detenciones ilegales, por lo que «pasará así a disciplinar el conjunto delictivo unitario».
De la misma forma, respecto a la validez de la confesión que el condenado realizó en calabozos, la Sala Segunda sostiene que se realizó «casi diez años después» de la comisión de los hechos, el 12 de marzo de 2012, y lo hizo de forma «libre y espontáneamente» en la comisaría de Maspalomas.
Ese día, Siugzda Vaivaras manifestó a los agentes que era «uno de los autores del robo que se produjo años antes en la casa del empresario conocido como José Bolaños».
Una vez que los agentes de policía comprobaron la existencia del atestado de la Guardia Civil en el que se reflejaba la existencia del mencionado delito, procedieron a detenerlo y se le recibió declaración en presencia de su letrado más tarde.
En la misma, explicó cuál había sido su participación en los hechos.
Tras dicho «reconocimiento explícito», sostiene la sentencia, a las 10 horas del día siguiente, el 13 de marzo, el acusado «expresó a los agentes su deseo de ampliar la información aportada» y procedió a realizar así una «suerte de declaración complementaria» prestada, en este caso, indebidamente, sin asistencia letrada.
Es, precisamente, en estas manifestaciones espontáneas que «indica la policía se produjeron durante la estancia en calabozos», en las que focaliza las objeciones la defensa en su recurso. El Supremo determina que «se trató, desde luego, de un proceder irregular, al ser recibida declaración complementaria al detenido en ausencia de su letrado».
42 meses de cárcel
Así fue la condena que le impuso la Audiencia Provincial por el delito de detención ilegal en concurso medial con robo con violencia y lesiones. Además, el condenado deberá pagar 500.000 euros por el robo y las correspondientes indemnizaciones a cada una de las víctimas por las lesiones ocasionadas, es decir, 2.073 para el empresario además de 446 por secuelas, 2.073 y 505 para la mujer y 2.073 y 646 para el hijo. La multa que impuso la Sala fue de 1.080 euros en total.
Pero aclara que al día siguiente, el 14 de marzo, ya puesto el detenido a disposición judicial, «ratificó parcialmente su declaración en dependencias policiales», añadiendo, de manera explícita, que «confirmaba también el contenido de la declaración prestada el 13 de marzo a las 10 horas».
«No advertimos mácula o defecto alguno de constitucionalidad en la declaración prestada por el entonces detenido en la fase de instrucción», a cuya lectura se procedió en el juicio «por más que ésta ratificase parcialmente el contenido de las dos declaraciones previas prestadas en las dependencias policiales, la segunda de las cuales, resultó irregular».
De esta forma, el Supremo desestimó la casación y dio firmeza al fallo.
El fallo de instancia de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas, sentenció uno de los capítulos criminales más longevos de las últimas décadas en la isla, ya que los hechos sucedieron hace más de 17 años.
José Bolaños, propietario de los supermercados Cash & Carry Bolaños, en el sureste de la isla, fue sorprendido en su casa por una banda de asaltadores que no pararon de golpear a todos los miembros de la familia que estaban en ese momento en el inmueble hasta que consiguieron su objetivo que era el código de seguridad de una caja fuerte donde tenían guardados 500.000 euros, en unos hechos sucedidos el 9 de mayo de 2002.
Suigzda Vaivaras planeó con otras cuatro personas no identificadas asaltar el domicilio de Bolaños. Así, sobre las 21.15 horas del 9 de mayo de 2002, todos se dirigieron al inmueble donde tres de ellos accedieron al interior, mientras que el acusado y otro asaltante esperaban fuera vigilando cada uno en un vehículo. Una vez dentro, los tres no identificados, vestidas con monos de trabajo azules, pasamontañas y guantes de lana y provistas de pistolas simuladas, presillas de plástico y cinta de embalar, golpearon fuertemente al hijo del empresario y a su mujer, los amordazaron y ataron de pies y manos llevándoles hasta el baño de la casa, donde fueron encerrados a oscuras.
Ya sobre las 22.00 horas, estas tres personas que esperaban a que Bolaños entrase en el domicilio, hicieron lo mismo con él. Lo llevaron a un dormitorio donde había una caja fuerte, lo sentaron en una silla atado de pies y manos y le propinaron una paliza con el fin de que les facilitase la combinación para abrirla, a lo que se negó el empresario.
Por esta razón, los sujetos volvieron al baño de la casa a por Francisco Javier Bolaños –el hijo del empresario– y lo pusieron atado junto a su padre.Allí le amenazaron de muerte y trataron de asfixiarle con una bolsa de plástico sobre la cabeza. Fue en ese instante cuando Bolaños les dio la clave de la caja fuerte, en cuyo interior había 500.000 euros en billetes de 500, que introdujeron en una mochila y en varias bolsas.
Estas tres personas, sin cesar en su propósito, condujeron de nuevo a Francisco Javier hasta el baño junto a su madre, y nuevamente les dejaron encerrados a oscuras.
Finalmente, a las 2.30 horas, los asaltantes entre los que se encontraba el acusado, abandonaron el lugar en los vehículos, dejando a los tres familiares atados para facilitar su huida, aunque lograron desprenderse de las ataduras poco tiempo después.
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