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Vecinos de San Nicolás interrumpieron en la mañana de este martes la tala del árbol que se ubica junto a la ermita del risco, un Ficus rubiginosa que iban a retirar operarios de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria respaldados por un informe del equipo técnico de FCC Medioambiente que alerta del riesgo «inminente» de «colapso y caída» de un ejemplar que tiene más de 125 años y supera los 12 metros de altura.
La presencia de estas personas, que obligó a acudir a la Policía Local, ha impedido ejecutar unos trabajos que estaba previsto se culminaran esta misma jornada. Sin embargo, fuentes autorizadas de Parques y Jardines aseguran se van a retomar en cuanto haya garantías de seguridad para que pueda trabajar la maquinaria necesaria para llevar a cabo la retirada de un ejemplar cuyo estado «va a ir a peor», según se reseña el referido estudio.
La concejala del área, Gemma Martínez, mantuvo una reunión con residentes en el barrio capitalino en la tarde del lunes para informarles de que la decisión de talar este ejemplar se tomaba tras buscar alternativas que no han resultado viables. Pues el informe que se solicitó en verano a los técnicos recoge que «una vez realizado el estudio del ejemplar, según la metodología de evaluación de riesgos de árboles y palmeras de la Asociación Española de Arboricultura se aconseja la retirada del ejemplar».
Sin embargo, esas explicaciones no han convencido a quienes ven en este ejemplar «una seña de identidad del barrio, algo histórico», como señala Israel Medina, presidente de la asociación vecinal y cultural Cofiris de San Nicolás, que estuvo presente en el encuentro celebrado en el salón parroquial de la ermita, con la concejala de Parques y Jardines.
«Dicen que el árbol tiene un hongo pero no saben qué hongo es porque no lo han analizado, pero el árbol quiere vivir», dice en referencia a que el ejemplar «ha rebrotado en algunas partes».
A su juicio, «habría que pedir responsabilidades a quienes han estado en esa Concejalía antes» y pide que se busquen alternativas, que pueden pasar «porque se descargue por arriba, por el peso, mientras ellos hacen análisis del hongo».
Sin embargo, el estudio encargado por el Ayuntamiento refiere que el árbol «ha sufrido durante años alteraciones tanto en su entorno como en su estructura que han debilitado su vitalidad».
También señala que cuenta «con numerosas cicatrices que muestran el mal trato a lo largo de los años, que ha abierto la puerta a la entrada de patógenos» y «se ven en el ejemplar alteraciones en su estructura por las podas agresivas».
Asimismo, se apunta que el ejemplar tiene «zonas donde se han eliminado brazos» que «son puertas abiertas para la entrada de todo tipo de patógenos», además de que «tiende a compensar el peso, llegando a modificar su estructura original». Por eso, además de «observarse en la estructura primaria del árbol, los daños se aprecian en la corteza y tronco del mismo, donde se ven oquedades de distinto tamaño».
«El árbol no presenta una buena calidad estructural en su base, con el consiguiente peligro que ello supone», prosigue un estudio en el que se reseña el problema de seguridad que supone el lugar en el que se ubica. «Se encuentra en la puerta de una ermita, con el consiguiente paso y estancia de personas constantemente. Por otro lado, es un paso de tráfico constante, ya que es punto de unión entre el Risco de San Nicolás y el barrio de Triana», expone.
La «podredumbre del cuello» y «las reiteradas obras en la zona, que han afectado raíces y compactado el suelo», son factores que, como desvela el estudio, son «claves» para saber que el ficus centenario «está en mal estado».
«Hay que tener en cuenta que el ejemplar no se va a recuperar de los daños que tiene, sino que su estado va a ir a peor hasta que caiga con motivo de los daños estructurales que presenta ya que, como bien indica la tomografía, el Ficus tiene menos de 1/3 de madera sana», concluye el documento encargado por el consistorio.
De momento se desconoce cuándo se retomará la tala y adecuación de entorno del árbol, una actuación que se pretendía evitar coincidiera con el arranque de las fiestas de San Nicolás, que se van a desarrollar desde este jueves 21 al 8 de diciembre.
La concejala Gemma Martínez reconoce que ha «costado mucho» tomar la decisión de talar este árbol, algo que califica de «muy mala noticia». Sin embargo señala que se ha «priorizado la seguridad» porque «si se cae, teniendo un informe negativo, por no intervenir, eso sí que sería imperdonable».
Añade que se ha buscado «apuntalar el árbol, pero el problema de la oquedad es tan grande» que «el riesgo de caída es inminente».
Asimismo, explica que «estamos buscando alternativa» en forma de «un ejemplar que pueda ser plantado lo antes posible, en cuanto acabe la tala». Un ejemplar «que ya tenga entidad, que le dé un nuevo árbol simbólico al barrio».
Apunta que, al mismo tiempo, «estamos trabajando para hacer un proyecto potente de renaturalización en los riscos» de la mano de las personas que los habitan.
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