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La de la restauración de la ermita del Pueblo Canario es una larga historiaCarolina Darias, alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, realizó la semana pasada una visita a las obras de restauración de la ermita del Pueblo Canario. En el interior de la pieza, mientras ella y quienes la acompañaban escuchaban las explicaciones de la técnico municipal, expresaba en voz alta un ruego: «Tenemos que ser pacientes, que no lo estamos siendo». Esa es la realidad ante una obra que se eterniza y que para entenderla necesita atención, porque es una larga historia.
El área de Urbanismo del Ayuntamiento de la capital publicaba el pasado martes la concesión de una nueva prorroga para los trabajos en la pieza, Bien de Interés Cultural. Es la quinta vez que se rectifica el proyecto inicial, que como primer plazo para su entrega estaba destacada para el mes de diciembre de 2023. Ahora, como pronto, la recepción de la ermita está subrayada en el calendario para el próximo 29 de noviembre.
La de la sede de las bodas civiles en Las Palmas de Gran Canaria es la crónica de una sucesión de incidencias, descubrimientos casi arqueológicos, que han propiciado los constantes retrasos en su conclusión. Todas ellas siempre reflejadas en ese concepto tan común en la obra pública: «Causas no imputables al contratista».
En los meses de octubre, noviembre y diciembre de año pasado y en los de abril y junio del presente se han ido sucediendo las constantes modificaciones sobre los plazos originales de la obra. Eso ha ocurrido de nuevo con la resolución emitida por el gobierno local esta semana.
Desde la oposición en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria piden la palabra al respecto. Uno de los concejales más interesados al respecto es Gustavo Sánchez, edil del Partido Popular. Cada vez que puede lleva este asunto a las comisiones de Urbanismo que preside Mauricio Roque y nunca sale satisfecho con sus respuestas. «Con esta prórroga se alcanzan los siete años con la ermita y el Museo Néstor cerrados al público. Eso en un complejo arquitectónico declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento. Es un desastre más dentro de la desordenada política cultural y urbanística del PSOE de estos nueve años donde no funciona nada con eficacia», expone el concejal conservador a este periódico.
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Durante el acto mediático de la semana pasada, Darias no clarificó en qué momento se iban a entregar las obras pero sí que dejó claro que sus funciones, en consonancia con su vía anterior a las obras, no se harán visibles hasta comienzos del próximo año.
En la ermita hay profesionales trabajando con mimo. Cada detalle se cuida con delicadeza, recuperando piezas de un valor patrimonial incalculable teniendo en cuenta que se trata de la ermita más antigua de la isla.
Eso quiso remarcar la alcaldesa con su presencia en la ermita, señalando sobre plano a la técnica los movimientos que aún quedan por realizar para culminar unas obras que forman parte de la renovación completa del entorno de ese conjunto histórico que es el Pueblo Canario.
Los plazos en los que se maneja la jefa del gobierno local se reciben con cierto escepticismo por la oposición municipal. «Respecto a la Ermita de Santa Catalina no descartamos que hayan más prórrogas. La visita de Darias hace unos días fue para poner la tirita antes de sufrir esta nueva herida. Solo le ha bastado un año de mandato para empeorar hasta lo indecible la gestión de la ciudad», manifiesta Sánchez Carrillo.
Lo cierto es que la zona convive hace ya muchos años con las obras y las puertas cerradas a cal y canto. El proyecto de renovación del conjunto completo estaba previsto en un plan trazado en 2017 y desde entonces apenas se han visto resultados al respecto. La ermita avanza, lenta pero camina.Sin embargo, poco se sabe del futuro del Museo Néstor, atascado en un complejo limbo de informes y cruces patrimoniales que impide hasta el momento la recuperación de su actividad, mientras su director desespera.
Los antecedentes de la ermita de Santa Catalina, nombre original de la pieza, le ofrecen un valor simbólico en el catálogo patrimonial de la ciudad. No obstante, aunque se van a recuperar elementos históricos que habían quedado enterrados y ocultos tras las paredes el gobierno de la ciudad no plantea para su futuro ninguna dedicación distinta a la que tenía hasta este momento, la de oficiar las bodas civiles.
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Lucía Palacios | Madrid
María Díaz y Álex Sánchez
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