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Desde finales de octubre llevan los residentes en el barrio de Piletas soportando la inusual presencia de «unos mosquitos enormes» que han dejando ya un buen grupo de damnificados. Así lo asegura Estefanía Díaz, una de las perjudicadas por lo que califica de «plaga» que se vio alimentada por la última ola de calor registrada en esas fechas, y que desde entonces condiciona la vida de quienes habitan en este núcleo del distrito Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya.
Explica que los vecinos más afectados son los que viven «pegaditos a la presa» de Piletas, un espacio que señala como origen de lo que se ha convertido en una auténtica molestia ya que algunas picaduras son de tal calibre que hay casos, como el de un familiar suyo, al que «se le ulceran». «Nos han dicho que es un mosquito infectado», añade.
«El Ayuntamiento manda dos veces al año una cuba para tratar el agua, porque aquí pasa como en la charca de Maspalomas. Sin embargo, llevan todo un año sin venir y las aguas sin tratamiento», señala esta residente que se queja «de un problema de salud pública».
Además, comenta que la canalización que se hizo en su día de las aguas pluviales tampoco ha contribuido a mejorar la situación, pues «la desviaron hacia la carretera» y «cada vez llega menos agua a la presa».
Otras personas afectadas dicen que la rotura de una tubería en la trasera de la calle Galilea, «por la parte que da a la presa», genera vertidos y «malos olores» y la presencia de «mosquitos que son una pasada de grandes».
«Es como si te fueran a comer», afirma Pedro Santana, vecino de toda la vida de la zona sobre la presencia de unos insectos que «aparecen sobre todo por las tardes» y también le han picado.
«Nunca ha pasado esto», añade sobre una situación que no sabe si se debe «al cambio de temperatura o por el agua de la presa de Piletas».
«El 80% de la gente está afectada», expone José Domínguez, también vecino de Piletas en referencia a las dimensiones del problema. Dice que las picaduras «te dejan unas ronchas enormes» y que «nunca se había dado este caso».
«Fuego y calor» es lo que reconocen sentir las personas que padecen estas picaduras y que no han dejado de acudir tanto a la farmacia del barrio como al centro de salud, y que han tenido incluso que recurrir a «pomadas con corticoides».
Desde la asociación de vecinos de Piletas, Yeray Castellano confirma que «hay alarma social» y que el desfile de personas por la farmacia es constante, pues «las picaduras son enormes». Añade que «el Ayuntamiento está trabajando buscando soluciones, bien metiendo un pescado en la presa para que se coma los mosquitos, o echando algún producto».
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