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Lolita Molina sentada en el telar de sobremesa. Arcadio Suárez
Las Palmas de Gran Canaria

Lolita Molina cuida a Canarias en su garaje

Colección ·

La casa de esta señora nacida en Caideros de Gáldar y vecina de Lomo Apolinario en Las Palmas de Gran Canaria es todo un museo canario abierto a cualquiera que venga a «prestar atención» a sus objetos

Aday Martín Santana

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 1 de noviembre 2024, 23:04

Hay muchas formas de difundir y preservar las costumbres y objetos canarios. Lolita Molina, de 90 años, natural de Caideros de Gáldar y vecina desde hace 50 años del barrio de Lomo Apolinario en Las Palmas de Gran Canaria, tiene un garaje convertido en un auténtico museo canario, que niños, niñas y no tan pequeños admiran.

Al llegar al barrio y levantar la vista, después de ver un pájaro alzar su vuelo, el balcón canario de la casa anticipa el amor de Lolita por su archipiélago. Ya una vez dentro, en su casa se percibe ese olor característico de un lugar antiguo y especial. El aura que desprende la señora es propio de una persona que ha vivido infinidad de batallas. «Fui supervisora de la empresa de Almacenes Número 1 hasta que me jubilé y también trabajé en el Pueblo Canario», cuenta con una vitalidad que asombra.

En la parte alta de este complejo inspirado en la arquitectura tradicional de las islas decidió, antes de dejar su oficio, que debía emular lo que veía en el día a día en su garaje. «Esto lo teníamos mi marido y yo lleno de cachivaches», confiesa al mismo tiempo que recuerda lo mucho que extrañaba todas las cosas que había en el Pueblo Canario, razón por la que comenzó a coleccionarlas.

«Le transmití a mi marido hace diez años la ilusión de convertir nuestro garaje en un museo. Me ayudó mucho», cuenta emocionada Molina al recordar a su cónyuge, ya fallecido. «Poco a poco he ido coleccionando todo», señala con humildad tras coger un mantel calado para mostrar orgullosa uno de los tantos trabajos que ha hecho a mano.

«Cuando bajo al garaje enciendo la luz y veo todo recuerdo lo que me ha costado hacerlo pienso en que ojalá lo cuiden mucho cuando yo no esté, quiero que lo conserven el día que falte», comenta Lolita Molina mirando con satisfacción cada uno de los objetos que tiene en su museo.

Desde máquinas de coser, relojes y teléfonos de muchos años de antigüedad hasta una silla retrete para hacer de vientre cuando tenían el baño lejos y que como ella señala, «solo tenían los ricos» porque costaba mucho.

«Cuando bajo enciendo la luz y veo todo esto recuerdo lo que me ha costado hacerlo y pienso en que ojalá lo cuiden mucho cuando yo no esté»

Visita de los colegios

Escuelas de la zona de Lomo Apolinario como son la Sagrada Familia, San Vicente de Paul o el Pintor Néstor aprovechan la generosidad de esta vecina para enseñar a los alumnos y alumnas de sus centros la historia de Canarias y de Gran Canaria con el garaje-museo de Lolita Molina.

Pero hay algo que no le gusta a Molina y es cuando viene alguien y «no presta atención» a todo lo que hay. «Algunos vienen dan una vuelta y ya está. Yo quiero que vengan personas que aprecien esto como yo lo hago; que transmitan el cariño que yo le transmito», explica con sinceridad sentada en el salón de su casa, que recrea una casa cueva y en donde se contempla todo menos la televisión.

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