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Laura Cobo Gallardo posa sonriente con su padre, el magistrado Juan José Cobo Plana. JUAN CARLOS ALONSO
Laura Cobo, la brillantez de una joven que emula a su padre ganándose la toga de juez
Tribunales

Laura Cobo, la brillantez de una joven que emula a su padre ganándose la toga de juez

La hija del magistrado Cobo Plana aprueba las oposiciones de juez con solo 24 años, un hito que recompensa su esfuerzo enorgullece a su padre

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 2 de noviembre 2020, 06:36

Muy pocos casos se han dado en nuestro país de excelencia y precocidad y este es un fiel exponente de estas dos cualidades elevadas a su máxima expresión. La grancanaria Laura Cobo Gallardo, a sus 24 años, ha aprobado hace unas semanas las oposiciones para convertirse en una de las jueces más jóvenes de nuestro país y todo ante la orgullosa mirada de su padre, el magistrado Juan José Cobo Plana. En pocos meses hija y padre podrán hacer sus respectivos sueños realidad al posar para una foto que jamás olvidarán, los dos con la toga y puñetas que les otorgan la privilegiada condición de «sus señorías».

Laura cumplió el pasado 14 de octubre el objetivo más ambicioso de su vida que era aprobar el último examen para ingresar en la judicatura tras dos duros años y un mes de trabajo junto a sus preparadores, los magistrados Alberto Puebla y Miguel Palomino. «Desde siempre mi pasión fue el derecho, pero en concreto, la Judicatura. Recuerdo que hubo una época en la que me llamó la atención el mundo de la Fiscalía, pero nada, en seguida volví a pensar en ser juez», narraba la joven de 24 años.

Su pasión empezó viendo a su padre, el magistrado Cobo Plana, «pero cada vez más me fui enganchando al hecho de impartir justicia, ayudar a los más necesitados, las mujeres, los niños y las familias», cuenta a la vez que desvela que «siempre que me preguntaban qué quería ser de mayor, a todos les respondía que ser jueza». Vivir bajo el mismo techo que un magistrado le servía de motivación. «A él nunca le ha molestado trabajar y le veo muy feliz cada día con sus compañeros y poniendo sentencias y eso me encanta. Además, la vida de un juez tras trabajarse tanto unas oposiciones se podría decir que es cómoda, comparándola con el resto de profesiones», cuenta.

Laura empezó a despuntar muy pronto porque hizo la PAU y consiguió ser la número uno de Canarias. Partía de la base de que estudié en el Claret y ahí te preparan muy bien, pero fallé en latín donde me faltaron seis centésimas para la nota máxima», explica en un alarde de humildad.

Luego, optó por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria porque conoció a su actual pareja y «tampoco quise generar más gastos a mis padres y así guardaban ese dinero para mi hermana», la pequeña de la casa que se llama Belén y, a sus 18 años ya empezó primero de Derecho en la ULPGC. En la universidad, como no podía ser de otra manera, también destacó consiguiendo el Premio a la Excelencia, algo que le «sorprendió mucho y me sentí muy satisfecha», lo que le dio alas para afrontar la preparación de las oposiciones con más ganas que nunca.

Empezó a estudiarlas el 10 de septiembre de 2018, dos meses después de acabar la carrera, y no se arrepiente «porque si no, no habría tenido posibilidades de presentarme al test».

Junto a sus preparadores Puebla y Palomino, formó una familia a la que vio «más en este tiempo casi que a mis padres», exclama sonriente. «Fue duro y quien diga lo contrario, miente. Tienes que renunciar a prácticamente todo lo que conocías, meterte en una habitación y estudiar sin parar. Lo más complicado es empezar a conocerte a ti misma y saber convivir con la soledad y esto es lo que más me ha aportado la oposición», reflexiona. «Muchos días que no tienes ganas de estudiar, tienes que tener fuerza de voluntad para hacerlo renunciando a planes con amigas o con la familia y la pareja. Levantarte pronto los fines de semana, realizar muchos esfuerzos pero que, al final, tiene su gran recompensa», destacaba.

Desde 2018 hasta el 14 de octubre de 2020, dos años y un mes de trabajo, esta joven estuvo encerrada estudiando, cuando la media para aprobar estas duras oposiciones es de cinco años en adelante: «Empecé con 22 años recién cumplidos y renuncié a la vida que corresponde a una chica de esa edad y solo podía ver por las redes a la gente de mi quinta disfrutando o de fiesta mientras yo estaba paralizada en una habitación luchando por algo que era incierto», sostiene.

Lo que más le costó fue a los seis meses donde pasó «una época complicada y a día de hoy no sé cual fue la razón. Lo más duro era el día a día, cuando veías que podías estar en otros sitios y no ahí estudiando», detalla.

Su padre le animaba siempre a seguir adelante y ahora reconoce que es «una privilegiada» y otorga un enorme valor a sus compañeros «que están años y años trabajándose la oposición. Yo he tenido muchísima fortuna y no me puedo poner en la piel de los demás porque sería injusto, no me lo quiero ni imaginar».

Desde febrero a octubre ni se enteró «casi del confinamiento porque estaba totalmente centrada en estudiar» y ya en el último examen se derrumbó de emoción cuando le dijeron que había aprobado con solo 24 años.

Ahora, cuando salga de la Escuela Judicial de Barcelona, intentará ejercer en el norte de España, «en Asturias, pero lo veo complicado. Tengo familia ahí y tampoco me veo trabajando en Canarias. Necesito vivir esa sensación de salir fuera». Sobre sus preferencias, lo tiene claro: «Me encantaría trabajar en el ámbito de la familia, aunque no me cierro a nada y cuando vaya probando ya podré tener una idea más clara», determina esta joven que en breve lucirá su toga de jueza.

«Será un ejemplo para todo el mundo, una jueza maravillosa»

El magistrado Cobo Plana es un hombre feliz: «Decir orgullo es muy poco. Tanto ella como su hermana han vivido un proceso paulatino que ha culminado con este éxito, narra». Él sacó la oposición con 30 años después de cinco de preparación y afirma que lo logrado por su hija «en solo dos y con 24 años, impresiona y más con la brillantez que lo ha realizado. Ha estado estudiando sin decir nada ni lamentarse y eso es de un valor enorme. Ya cuando salió la presidenta del tribunal y dijo que había aprobado, uno se derrumba porque todo tu castillo está construido a su lado. Cuando me dijo 'tu hija ya es jueza', fue indescriptible. Por su manera de ser, sensibilidad y humildad, será un ejemplo para todo el mundo, una jueza maravillosa», destacó.

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