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Efe
Las Palmas de Gran Canaria
Martes, 17 de diciembre 2024, 17:10
Kike el peluquero, el hombre acusado de haber asesinado a su abuela y lesionado «brutalmente» a su padre en abril de 2022 en la casa en la que vivían en el Llano de Las Brujas, en Telde, Gran Canaria, tenía anuladas sus facultades de entender y actuar y puede que se representara como un personaje de un videojuego de «matar personas».
Así lo ha declarado este martes ante el Jurado de la Audiencia de Las Palmas una de las dos médicos forenses que efectuó el informe de imputabilidad del acusado, en la segunda sesión del juicio que se sigue contra Enrique José R.C., conocido como Kike el peluquero, de quien ha dicho que en el momento de los hechos sufría un «brote psicótico tóxico» y tenía anuladas por «completo» su capacidad cognitiva y volitiva.
Es por ello que el fiscal César Casarrán, la acusación particular ejercida por la familia de la fallecida y la defensa, que desde un principio se mostró de acuerdo con la tesis del Ministerio Público, han reclamado un veredicto de culpabilidad para el procesado y una condena de reclusión en un centro penitenciario psiquiátrico durante 20 años por el delito de asesinato y durante tres años y medio por el de lesiones.
La Fiscalía y la acusación particular solicitaban inicialmente una condena de cinco años de internamiento por el delito de lesiones, pero la han rebajado al llegar a un acuerdo con la defensa.
La médico forense ha explicado que el brote psicótico que padeció el acusado lo pudo desencadenar el estrés que sufrió al recibir un tiro en una mano, por el que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente, dos días antes de los hechos, así como por consumo habitual de cánnabis y otras drogas.
El procesado estaba afectado por una ideación delirante y alucinaciones auditivas y olfativas, escuchaba voces que le decían que debía matar y percibía que todo olía a muerto, tanto en el hospital, cuando fue atendido por la herida de la mano, como en su casa, tras salir del centro hospitalario, ha añadido.
Así mismo, pensaba que en la escayola de su mano herida tenía una pistola, ha señalado la forense, quien entrevistó al procesado el día de los hechos, tras ser detenido.
Además, mantenía un discurso «delirante» y decía que su abuela no había fallecido porque era «inmortal», si bien dos meses después cuando lo volvió a explorar, criticó su actuación y mostró arrepentimiento.
Esta médico efectuó el informe de lesiones del padre del acusado, que fue al primero que atacó con un objeto contundente en un ojo, que pudo ser la escayola, según ha señalado.
En cuanto a las lesiones que presentaba la abuela del procesado, las dos forenses que practicaron su autopsia han detallado al Jurado que fueron muchas repartidas en la cara, el cuello, los brazos, la espalda y la zona lumbar, todas causadas en vida y con «la intención de aumentar el dolor innecesariamente», y la mayoría y las más penetrantes se debieron hacer con un cuchillo con mango y las incisas superficiales con un objeto similar a unas tijeras.
La de mayor envergadura fue por la espalda y penetró en el pulmón izquierdo, ha recalcado una de las forenses.
En esta sesión también han declarado los policías que intervinieron en el caso, entre ellos el instructor y el jefe de servicio que se desplazó al lugar de los hechos, que ha explicado que al acusado lo localizaron en la zona y no opuso resistencia en sus detención. Estaba «frío y tranquilo», lo que le llamó la atención.
Además, ha detallado que el cuerpo de la abuela estaba en el suelo de la cocina de la casa, donde hallaron en la encimera unas tijeras y en un dormitorio el cuchillo.
Tres conocidos del acusado han comparecido ante el Jurado como testigos y han dicho que ese día lo notaron extraño y que les comentó que «estaba recibiendo órdenes», que «se pensaba que era un policía secreta» y hablaba con un pinganillo inexistente, pero no se esperaban lo que hizo, ya que «no era una persona violenta hasta ese extremo», ha explicado uno de ellos.
El padre del acusado, entre sollozos, ha relatado que estaba en su dormitorio cuando le atacó por la espalda y le dijo que «era un policía corrupto y que lo iba a matar», pero pudo salir a la calle para que le curaran, porque le «había reventado las paredes del ojo», y advertir a uno de los amigos de su hijo de que subiera a la casa para que le tranquilizara.
«No sé por qué lo hizo, le he dado todo desde chico. Nunca lo he maltratado», ha asegurado.
El magistrado que preside el tribunal de la Sección Primera de Las Palmas, Pedro Herrera, entregará este miércoles el objeto del veredicto al Jurado para que comience a deliberar.
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