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Klaus Kandler, junto a su maqueta, invita a conocer una Isleta en miniatura. Cober

La Isleta reproducida a escala embelesada

El centro cultural Pepe Dámaso expone hasta el domingo la maqueta de La Isleta y del Puerto en la que trabaja desde hace seis años Klaus Kandler, un alemán enamorado del barrio y su gente

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 21 de marzo 2024, 01:00

La Isleta dentro de La Isleta. Klaus Kandler, el alemán de raíces isleteras, expone en el centro cultural Pepe Dámaso la colección de miniaturas de La Isleta y del Puerto de La Luz y de Las Palmas en la que lleva trabajando en los últimos seis años. Este metabarrio, facsímil cuántico de tanta identidad, tiene ya sus puertas abiertas: hasta el domingo estará expuesta la colección de miniaturas de La Isleta, visitable en el centro cultural Pepe Dámaso entre las 16.00 horas y las 20.00 horas. El acceso es gratuito.

Hay tantos recuerdos en las calles que recrea Kandler en su maqueta de La Isleta que la vista se posa y la mente viaja a otros tiempos. Los 195 edificios levantados con minuciosidad hiperrealista incluyen casas terreras -algunas ya desaparecidas- y negocios cuyo nombre es rescatado de la desmemoria, pero también faenas corrientes de un barrio nacido en la orilla del mar y desarrollado a la sombra del Puerto de La Luz.

Klaus Kandler acumulaba en su casa terrera de hace 120 años un total de 80 viviendas. Pero siempre sintió la necesidad de compartir su pasión por La Isleta. Por eso, en los últimos cuatro años se ha esforzado por ampliar su colección de miniaturas y enseñársela al barrio del que se ha enamorado y en el que pasa varios meses al año. De sus manos minuciosas han ido surgiendo, desde 2020 hasta ahora, nuevas edificaciones como la Casa Roja, la plaza de Belén María, la del Carmen o casas terreras de calles como Adargoma, Prudencio Morales o Taliarte.

«La Isleta es distinta», explica Klaus Kandler cuando se le pregunta qué le motivó a reproducir este barrio y no el de su Munich natal, «el color de las casas, las calles, la vida que tiene es algo especial».

Precisamente su interés por dotar de vida a su maqueta es lo que distingue sus primeros años de trabajo de la exposición actual. En el centro cultural Pepe Dámaso, los visitantes podrán poner en acción La Isleta en miniatura: pulsando varios botones, se activará una guagua (de la línea 1), que da la vuelta a Manuel Becerra; un pequeño camión de basura que finaliza su viaje en un contenedor tras recorrer las microcalles del barrio; un coche en el taller Faro se levanta para ser reparado; o el contenedor de un barco que es izado por una grúa y depositado sobre un camión en la miniterminal de Opcsa.

De hecho, la creación de todos los circuitos eléctricos es lo que más le ha costado a Klaus Kandler, quien ha recibido el asesoramiento de uno de sus hermanos, que vive en Canadá, para insuflar vida a la maqueta.

El amor de este alemán por La Isleta no acaba aquí. Ya tiene en la cabeza nuevas recreaciones que irán ampliando su colección. «Hay más, esto no está finalizado», reconoce. Por el momento ya se ha planteado reproducir el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria en miniatura. Ni a este escala se puede separar esta fiesta de la esencia de La Isleta.

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