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Drogas, peleas y suciedad en el entorno de la calle CarvajalLas comunidades de vecinos de los edificios del entorno de la calle carvajal, en el corazón del piso bajo de Las Palmas de Gran Canaria, denuncian la presencia arraigada de drogas, peleas y suciedad en los espacios comunes en los que conviven. Los vecinos que piden la palabra hablan de «miedo y abandono», tras señalar que sus reclamaciones al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria o sus llamadas a la Policía Local «no han servido para nada».
La semana pasada un numeroso grupo de vecinos citaba a este periódico para explicar su visión del problema. La propia calle Carvajal, a la altura de la salida a la Avenida Marítima, y los pasillos que se ramifican en sus callejuelas interiores como el que lleva el nombre de la leyenda de la danza isleña Lorenzo Godoy son ya espacio habitacional para indigentes que usan lo común como armario. Pero esa estampa no es la única que les preocupa, también hablan de menudo de drogas, con el material escondido en muchas ocasiones en la infraestructura del parque infantil que allí se encuentra, o las frecuentes peleas nocturnas como la de la noche del pasado miércoles, con armas blancas.
Felipe es un veterano de esta denuncia. Su portal se encuentra en Luis DoresteSilva, pero las ventanas de su casa dan para el pasaje trasero. Desde allí se contempla perfectamente lo que estos vecinos consideran la zona cero del conflicto. Una instalación de electricidad cuyo techo hace las veces de solución habitacional para personas que viven en la calle. A todas horas hay gente allí acostada y su piso está llena de basura desperdigada.
Él mismo ha querido tomar cartas en el asunto pero las soluciones que encontró fueron breves. «Hace dos años fui a Endesa y les informé de este problema», explica. «Y la verdad es que vinieron e hicieron una limpieza a fondo. Pero ni tomaron medidas para que la gente no pudiera subir ni han vuelto a pasar para hacer el mantenimiento», cuenta.
La titularidad de esa pieza encajada en el paisaje urbano es precisamente uno de los problemas sobre el que más hablan los vecinos. «Hemos llamado muchas veces a la Policía para que venga a actuar. Y en las pocas ocasiones en las que nos han atendido nos han dicho que tenemos razón pero que no pueden hacer nada porque eso es una propiedad privada, así que nos quedamos como estamos», expresa Rosa María, veterano presidenta de comunidad en Carvajal.
Estos dos vecinos son algunos de los testimonios que ponen voz a la problemática que denuncian. Pero se sienten respaldados por el sentir mayoritario de los residentes del lugar que colinda con la Avenida Marítima.
Insisten en su hartazgo y, sobre todo, en que no se sienten escuchados. Otro vecino interviene para contar que durante más de dos años, con papeles y fotografías, acudió a las reuniones de distrito con el concejal de Centro, José Eduardo Ramírez. «Le invitaba a bajar, a que viera lo que estaba pasando, y siempre me decía que lo haría. Pero todavía estoy esperando noticias suyas», explica visiblemente indignado.
No es el único que se expresa en esos términos. María es otra vecina que se acerca para expresar cómo se siente, y lo cuenta mientras una veintena de residentes está a su espalda asintiendo con la cabeza. «Llevamos meses con una inseguridad extrema en el barrio. Nos dicen que son personas sin techo pero hemos comprobado que son delincuentes y drogodependientes. Personas conflictivas y con un historial a cuestas, que es algo que nos ha reconocido cuando viene la propia Policía Local. A pesar de todas las veces que hemos llamado no sucede nada. Estamos atemorizados», señaló.
Uno de los ruegos que hacen estos vecinos es el de una intervención inmediata por la proximidad, entre otras infraestructuras, de un parque infantil allí radicado. Esto es un hecho que les preocupa especialmente porque además, indican, que cuando cae la noche los columpios y las zonas de juego son utilizados por los «adultos que consumen allí mismo sus drogas».
Por lo demás, más allá del campamento base que dejan montado allí noche y día los que duermen en el calle, su lista de reivindicaciones no es diferente a la que se escucha en casi todos los barrios de Las Palmas de Gran Canaria. La falta de eficiencia en la retirada de basuras, las canalizaciones rotas, o el podado de los árboles. Un vecino señala hacia su balcón en un cuarto piso para hacer notar que la rama de uno de los árboles entra por su ventana. «Y, claro, por allí se cuelan hasta las ratas», asegura.
Así las cosas aseguran que su hoja de ruta no va a seguir el camino que ha tenido hasta el momento, con petición de ayuda al Ayuntamiento o llamadas a los cuerpos de seguridad. «La única solución va a ser la de concentrarnos en la calle para protestar», señalan.
Mientras eso sucede indican que tienen «miedo y abandono» en un entorno ubicado en las calles centrales de la capital, un lugar con más ojos y atenciones que otros espacios urbanos situados en los bordes de la periferia. Distintos emplazamientos pero problemas que, tristemente, igualan a la ciudadanía.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
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