
El acusado de abusar de su sobrina fue denunciado por dos familiares más
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También se expuso en el juicio que otra familiar más que no denunció sufrió tocamientos. El acusado se enfrenta a 16 años de prisiónLa Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas celebró este martes la primera sesión del juicio contra un individuo acusado de un delito continuado de agresión sexual a su sobrina política menor de edad, además de exhibición de pornografía a la niña. «Me agarró fuerte y no podía moverme», manifestó la niña cuando se reprodujo en la sala su declaración como prueba preconstituida. Todo esto en una vista en la que se expuso que uno de los hijos y una sobrina del encausado también lo denunciaron por hechos similares y hay una tercera sobrina que también pudo haber sufrido agresiones sexuales, pero no ha emprendido acciones legales.
La Fiscalía Provincial de Las Palmas solicita 15 años de cárcel, siete años de libertad vigilada y una indemnización de 15.000 euros para el procesado. Mientras, la acusación particular, representada por la abogada Verónica Planas, eleva la pena hasta los 16 años de prisión y reclama 80.000 euros de indemnización. La defensa, ejercida por José Manuel Santana pide la libre absolución de su cliente.
El relato de los hechos, según las acusaciones sitúa los abusos entre diciembre de 2020 y noviembre de 2021. La menor, nacida en 2013, acudía con frecuencia a la vivienda de su tía y tío político, en Ciudad Alta, donde presuntamente quedaba a solas con él. En ese entorno, según sostiene el fiscal José Antonio Blanco, el acusado le mostraba vídeos pornográficos y abusaba sexualmente de ella. Parte de esos episodios se habrían producido también en una finca familiar ubicada en Ingenio.
La primera sesión contó con la reproducción de la declaración preconstituida de la menor, tomada cuando tenía solo ocho años. En ella, la niña recordaba cómo, mientras jugaba en casa de sus tíos, el acusado reprodujo un vídeo pornográfico en la televisión. Al principio no entendía lo que veía, pero lo definió como «una cosa rara» que reconoció como «vídeos porno». La situación, según relató, se tornó angustiosa cuando su tío se acercó demasiado. «Se puso a comer súper cerca de mí, como a tocarme», recordó. La niña confesó que, asustada, buscó la forma de marcharse. Le pidió a su tío que llamara a su abuelo «para almorzar» y así tener una excusa para huir.
Pero aquellos episodios no fueron aislados. La menor explicó que, en repetidas ocasiones, su tío le pedía «copiar lo que salía en los vídeos». En una ocasión, llegó a forzarla. «Me alcanzó y no podía pegarle porque mi mano estaba paralizada. Me agarró e intentó hacerme cosas malas, lo que salía en los vídeos», detalló.
Los abusos, según la menor, ocurrieron tanto en la casa como en la finca, donde llegó a sentirse atrapada. «No podía escapar porque, si me iba, las perras y cabras se salían y los gallos también. No podía ir hacia donde estaban las abejas porque me dan pánico. No tenía escapatoria», narró. Aquel día, según dijo, su tío le tocó el pecho, aunque también refirió tocamientos en sus partes íntimas con la introducción de un dedo en su ano.
La madre de la menor, fue quien detectó el cambio en su hija una noche mientras veían juntas una gala Drag. Cuando la menor le preguntó qué significaba la frase «los niños no se tocan; los niños son ángeles», que exclamó una drag, se dio cuenta de que algo ocurría. «Ahí le cambió el semblante», dijo en la sala. La niña le confesó que su tío le tocaba sus partes íntimas y le mostraba vídeos de adultos. «Siempre que se quedaban solos, también en la finca», relató la madre.
Explicó que su hija no podía concretar fechas, pero sí que los hechos ocurrieron en los seis o siete meses previos a la marcha del acusado de esa vivienda. También explicó que su hija comenzó a mostrar lo ocurrido utilizando muñecos porque no quería hacerle daño relatándolo directamente. «No es una niña fantasiosa ni caprichosa», recalcó.
La psicóloga que atendió a la menor, Sabrina González, confirmó que la niña presentó síntomas compatibles con el trauma. Durante las sesiones, la menor llegó a entregarle un dibujo y le pidió «por favor» que no le hiciera preguntas. La profesional destacó que sufría pesadillas, miedo a lugares específicos como un coche rojo o el supermercado Carrefour —sitios que, tras indagar, descubrió que estaban vinculados a la rutina con su tío—.
En su valoración, concluyó que tanto el lenguaje verbal como el no verbal de la menor eran coherentes con los hechos relatados. La describió con «la mirada desorientada» y el cuerpo «rígido» durante las sesiones.
El Tribunal también escuchó testimonios de otros familiares. Una prima de la víctima y sobrina del acusado confesó sentirse culpable por no haber denunciado en su infancia. «Me sentí culpable por no haberlo hecho antes», explicó, ya que adelantó que también había sido objeto de tocamientos por parte del acusado. Uno de sus hijos explicó que decidió denunciar a su padre después de conocer el testimonio de su prima. «Quise que quedara claro que no solo fue ella, sino que a mí me pasó antes», manifestó. Además, dijo que otra prima le confesó haber sufrido hechos similares, aunque no se ha atrevido a denunciar. «Lo mío lo supo mi madre. Pasó cuando era menor y, en aquel momento, estas cosas no se trataban igual», lamentó.
Otros testigos, hijos del acusado, así como el abuelo de la menor, afirmaron que nunca detectaron comportamientos extraños en la niña.
El juicio continuará este miércoles con la declaración de policías, forenses y del acusado, que permanece en prisión provisional desde noviembre de 2023.
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