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Los fundadores, Juan Manuel, José y Armando Valerón Hernández, en fotos actuales y antiguas. Canarias7

Ingenio despide a la ferretería Hermanos Valerón tras medio siglo

El histórico comercio, abierto en 1973 por Juan Manuel, José y Armando, cerró el pasado 3 de febrero por falta de relevo generacional

Sábado, 8 de febrero 2025

Muchas casas de Ingenio albergan entre sus paredes algún material adquirido en la ferretería Hermanos Valerón Hernández, porque este comercio, abierto desde 1973, es ya parte del municipio. La apuesta de Juan Manuel (93 años), José (88 años) y Armando (ya fallecido) Valerón Hernández, que empezó en un garaje ubicado en la que actualmente es la calle Profesor Bartolomé Hernández Estupiñán, acabó el pasado 3 de febrero, tras el cierre de la tienda ubicada desde hace varias décadas en la calle Bailén.

Con la bajada definitiva de la persiana por la falta de relevo generacional, la Villa pierde una parte importante de su entramado comercial y una tienda que ayudó también a su desarrollo y crecimiento.

La cercana jubilación de dos de los hijos que tomaron el relevo, Sergio y José Juan, hijos de Juan Manuel y José, y el fallecimiento el pasado año de uno de sus fundadores, Armando, han, de alguna manera, precipitado la decisión de la familia de poner fin a más de medio siglo de vida.

Miguel Rodríguez, José Juan, Sandra y Sergio Valerón, Antonio (esposo de Sandra) y Juan Manuel (uno de los fundadores) en la fachada de la ferretería. Cober

Y lo hacen con nostalgia, reconoce Sandra, actual administradora legal de la empresa e hija de Juan Manuel, porque en estos días han notado el enorme cariño de la gente en su despedida y han podido ser conscientes de la importancia que ha tenido el comercio en Ingenio. Se van así con el orgullo del legado de sus fundadores.

En la época del 'fiado'

Y es que los tres hermanos ayudaron a muchas familias a construir sus casas gracias a lo que se acostumbraba antiguamente, el 'fiado', que les facilitó pagar los materiales poco a poco. Sandra cree que los hermanos hicieron en parte casi una obra social en el municipio. Por ese motivo, en la actualidad habrá cientos de viviendas que aún guardan un trocito de esta ferretería y de esta forma su recuerdo perdurará en el tiempo.

Durante esta semana, la familia se encuentra inmersa en vaciar la instalaciones, un espacio de 1.480 metros cuadrados en pleno casco del municipio, que ya está en venta en cuatro parcelas separadas. Allí tenían la tienda, los almacenes y los aparcamientos por el que han pasado miles de personas en las últimas décadas con la ilusión de escoger todo lo necesario para crear un hogar, especialmente cerámicos y sanitarios, su especialidad.

Instalaciones de la ferretería ya casi vacía. Cober
Imagen principal - Instalaciones de la ferretería ya casi vacía.
Imagen secundaria 1 - Instalaciones de la ferretería ya casi vacía.
Imagen secundaria 2 - Instalaciones de la ferretería ya casi vacía.

Y no solo la nostalgia se apodera de las siguientes generaciones de los fundadores, sino también de Miguel Rodríguez, que este año iba a cumplir 30 años como empleado del local y ya le quedan pocos años para jubilarse. Era compañero de colegio y amigo de Sergio, así que la familia le propuso trabajar en el comercio y empezó su andadura en 1996. Ahora tocará disfrutar de sus cuatro nietos, con el orgullo de haber ayudado al crecimiento de la empresa y de haber estado todos juntos en este duro proceso que es el cierre.

Mensajes de cariño

Un proceso que se inició hace tres meses, cuando tomaron la decisión y que continuó en enero con la liquidación de los materiales. Lo poco que aún le queda se ofrecerá a otras ferreterías. Ahora viene el de la disolución de la empresa para poner fin así a más de 50 años de historia.

Sandra explica que en estos días, tras anunciar en redes sociales el cierre, les han llegado mensajes tan bonitos que se han abrumado y ha sido el momento más duro. Y cuando empezaron a desmontar el comercio se dieron cuenta que la ferretería ya era como un nieto más de su abuelo.

También han sentido pena los dos fundadores, que estos días pasan a menudo por las instalaciones, pero han entendido la decisión, ya que con el fallecimiento de Armando y la futura jubilación de los apoderados, nadie más entendía el negocio y, además, cada uno ya tenía sus profesiones alejadas de este rubro del que durante décadas han podido vivir tres familias, incluso en la época más dura de la crisis inmobiliaria, cuando tuvieron que reinventarse para poder seguir.

Y así han permanecido gracias al trato cercano que han tenido siempre con los clientes, que sin duda, a partir de ahora les echarán de menos cada vez que tengan que ir a una ferretería.

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