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Una intervención arqueológica ha hallado restos óseos muy fragmentados y pequeños, de entre 3 y 4 varones adultos, en el interior de la Sima de Jinámar, en Telde, según confirmó este jueves Antonio Morales, presidente del Cabildo, institución que ha impulsado la investigación.
Estos vestigios, entre los que figura un cráneo humano casi completo, presentan signos evidentes de una muerte violenta, como, entre otros, orificios por impacto de bala. No en vano, se localizaron dos casquillos propios de un arma larga. Además, y junto a los huesos humanos aparecieron objetos personales, como suelas de zapato, un peine, botones, una moneda y una cartera.
Morales, que presentó los hallazgos junto al consejero insular de Presidencia, Teodoro Sosa, se congratuló de que esta intervención contribuirá a arrojar luz sobre los 90 años de oscuridad que pesaron sobre un capítulo fundamental de la memoria histórica de Gran Canaria, el de la dura y sistemática represión franquista en los años de la Guerra Civil e inmediatamente posteriores. En ese sentido, suponen una prueba de valor científico del uso de este tubo volcánico como lugar de ejecución y ocultación de los cadáveres de los represaliados.
El presidente subrayó que pese a que hace bastantes años se rescataron algunos otros restos óseos, dejó claro que los descubiertos ahora son los primeros que se hacen en el marco de una intervención arqueológica formal, oficial, y por tanto, con un análisis sistemático de los registros que permitirá, además, que tengan valor pericial en un hipotético proceso judicial.
Morales explicó que la investigación sigue en marcha y que proseguirá durante, al menos, el mes de noviembre. Quedan nuevos descensos y el estudio minucioso de los restos hallados, parte de los cuales fueron expuestos este jueves en una vitrina en el Cabildo. De forma paralela, avanzó que la institución centrará ahora sus esfuerzos en trabajar para conocer la identidad de estas personas que fueron arrojadas a la Sima.
Los trabajos se desarrollaron fundamentalmente durante este mes de octubre y consistieron en dos sondeos arqueológicos a unos 70 metros de profundidad, practicados en dos puntos de un talud de sedimentos y residuos de 24 metros de altura que cubre el fondo de este tubo volcánico, de entre 80 y 90 metros de profundidad y una anchura variable, la mayor, de 16 metros. Un sondeo fue en la parte superior del talud, de 17 metros cuadrados, y otro en la inferior, donde se descubrieron la mayoría de los restos, en el que la extensión de la intervención fue algo mayor, de unos 27 metros.
Dos arqueólogos del Cabildo, Javier Velasco y José Guillén, descendieron cuatro veces junto a cuatro operarios de la empresa especializada Tagorock, y encontraron la mayor parte de los restos bajo metro y medio de tierra. Antes hubo otros dos descensos de inspección previos, uno en 2021, de la mano del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, y otro en mayo pasado.
Los restos óseos encontrados estaban «inconexos, removidos por aportes sedimentarios, la acción del agua y otros agentes», apuntó Morales, quien añadió que los casquillos pertenecieron probablemente «a un fusil Mauser usado por los verdugos e idénticos a los hallados en su día en el pozo de Tenoya», donde otra intervención financiada por el Cabildo logró recuperar los restos de 14 hombres, también con claros signos de muerte violenta.
Tanto Velasco como Guillén, los dos arqueólogos del Cabildo que han bajado al fondo de la Sima, no sabrían precisar cuánta tierra podría estar acumulada en el tubo volcánico, pero estiman que podría estar entre 30 y 40 metros cúbicos. En todo caso, ahora que han descendido se muestran más optimistas respecto a las posibilidades de una intervención a gran escala, que permita mover o retirar esos sedimentos y recuperar todos los restos posibles de las personas que allí fueron arrojadas.
Velasco precisó que ese tipo de arma no estaba al alcance de todo el mundo, sino que la usaban las fuerzas militares de la época, aunque a estas alturas no se sabe si fue el Ejército quien practicó estos asesinatos o si prestó sus armas a patrullas de la muerte. En todo caso, apuntó que, dado este hallazgo, es probable que en la Sima se repitiera el mismo modus operandi que en Tenoya y que en el Llano de las Brujas: primero asesinaban a la persona de un tiro en la cabeza y después la arrojaban al vacío para ocultarla.
El Cabildo presentó estos primeros resultados aprovechando que el 31 de octubre es el día oficial para el recuerdo de las víctimas del franquismo, según la Ley de Memoria Democrática. En ese sentido, Morales recordó que estas actuaciones «persiguen la verdad, la justicia, la reparación y, sobre todo, las garantías de no repetición». Y dijo más. «Con estas investigaciones, el Cabildo desea otorgar voz eterna a las personas represaliadas, sus familias y el recuerdo de una sociedad sometida», concluyó.
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