
El último censo de cabras abandonada en la Reserva Natural Especial de Guguy estima en un mínimo de 103 ejemplares la población de esta especie invasora que campa libremente en los terrenos de La Aldea de San Nicolás incluidos en la propuesta de declaración de un Parque Nacional en Gran Canaria.
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La parte terrestre propuesta para formar parte del quinto Parque Nacional de Canarias, donde están presentes 39 endemismos insulares y 78 canarios, tendría así un 30% menos de ganado asilvestrado con respecto al censo anterior, pasando de 147 individuos a 103. No obstante, si se comparan los resultados de este censo con los del primero (mayo de 2019), la tasa de crecimiento resulta del 8%, pasando de 95 individuos a los actuales 103.
Estos datos son el resultado de extrapolar los animales observados durante el trabajo de campo del censo, que esta vez fueron 43 ejemplares en 21 avistamientos, a la superficie real de la Reserva, dado que el área de estudio solo supone un 76% de la superficie total, y no dejan de ser una estimación a la baja.
En esta ocasión, el 56% de los animales detectados fueron hembras, frente a un 30% de machos y un 14% de juveniles, y las máximas concentraciones de individuos durante el censo se detectaron en la Montaña de Amurgar, en el entorno de la Medialuna y en el tramo bajo del barranco de Guguy Chico.
En base a las estimas poblacionales realizadas entre mayo de 2019 y septiembre de 2023, el estudio calcula un crecimiento global del 7% en la población estimada para la zona de estudio y de un 8% para la totalidad de la Reserva Natural Especial. En todo caso, la evolución global de la población estimada del ganado abandonado en Guguy se mantiene en torno a los 150 ejemplares de media.
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La empresa que lleva a cabo estos censos, Dracaena Consultoría Ambiental, resalta siempre en sus conclusiones que «estos resultados se encuentran probablemente subestimados debido a la baja detectabilidad de los animales» motivada tanto por la propia orografía del espacio como por los hábitos de la cabra, la cual permanece gran parte del tiempo a resguardo de cuevas y oquedades donde se hace imposible su detección. Lo mismo ocurre con el censo en otros espacios protegidos.
Además, en el caso de la última campaña realizada en Guguy hay que tener en cuenta las altas temperaturas registradas, lo que motiva que los animales permanezcan menos activos durante el día y más durante la noche, «reduciendo notablemente su detectabilidad».
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Para colmo, el recorrido a pie por una serie de senderos fijos que se lleva a cabo para realizar el censo debería haberse hecho durante el mes de julio, pero, las elevadas temperaturas registradas durante ese mes y las consiguientes alertas decretadas no lo permitieron, por lo que se decidió trasladar la campaña al mes de septiembre.
Sin embargo, las temperaturas durante la campaña de septiembre también resultaron destacablemente altas, coincidiendo con el inicio de la ola de calor que se prolongó durante la primera quincena de octubre. Estas condiciones resultan desfavorables para la realización de los censos, produciendo por lo general una caída en el número de observaciones.
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Las personas que recorren la Reserva para hacer el censo caminan a una media de 1 a 1,5 kilòmetros/hora y hacen frecuentes paradas para prospectar detenidamente el terreno con prismáticos. En cada observación de ejemplares se anota su número, sexo y edad, y mediante un GPS se registran las coordenadas desde el punto de detección y la localización exacta de la observación en un mapa para evitar que el mismo animal esté siendo contado por otro observador.
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