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El Gobierno canario y el Cabildo, las dos administraciones con competencias en la lucha contra las plagas agrícolas, tienen activo desde 2020 un plan de acción contra la 'Dacus Frontalis', más conocida como mosca de la calabaza, el insecto que está diezmando los cultivos de sandías en Tasarte y que afecta, en general, a las cucurbitáceas. En ese sentido, niegan la inacción que les reprocha la cooperativa aldeana Coparlita, que días atrás informó de que se vio obligada a deshacerse de 30.000 kilos de fruta dañada por esta plaga.
Nayra Oliva, ingeniera agrónoma del Cabildo, detalla en un informe que, fruto de ese trabajo de cuatro años, se han publicado folletos divulgativos, se han organizado charlas informativas 'in situ' en las zonas más afectadas (una de ellas en La Aldea), a las que acudieron más de 60 productores, y se han llevado a cabo varios ensayos, dirigidos por el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), que les han permitido dar con los mejores atrayentes y las mejores trampas contra la plaga.
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Gracias a estos ensayos descubrieron que el mejor atrayente contra esta mosca es la zingerona, una nueva molécula de feromona no usada antes, conocimiento que, según Oliva, «sitúa a Canarias como puntera en el mundo». Y lograron probar también que la trampa que da mejores resultados es la Delta.
Sanidad Vegetal solicitó y obtuvo del Ministerio de Agricultura la autorización para la ampliación de uso de productos fitosanitarios de 14 nuevas formulaciones, correspondientes a 6 materias activas diferentes que no estaban autorizadas para su uso en cucurbitáceas para controlar esta mosca, entre las que figura la zingerona. Y hecho esto, el Gobierno canario compró 1.000 unidades de zingerona, de los que la Unidad de Protección de Cultivos del Cabildo ha repartido 261 de forma gratuita para el monitoreo y control de la plaga.
Ana Piedra-Buena, investigadora del ICIA, advierte del riesgo grave para la expansión de la plaga por una «mala gestión» de las frutas afectadas, práctica en la que, apunta, incurrió Coparlita al tirar 30.000 kilos de sandía al barranco. Según el folleto difundido, debieron enterrarlas a 50 centímetros bajo tierra y cubrirlas con cal viva.
Piedra-Buena insiste en que las administraciones sí han estado trabajando en ponerle coto a esta mosca desde que llegó a Canarias vía Lanzarote en 2018 y destacó que el esfuerzo, desarrollado en el marco de un proyecto MAC, ha sido coordinado y que han participado el ICIA, Sanidad Vegetal, los cabildos, Gestión del Medio Rural (GMR) o Ecobertura. Y recalcó que siguen haciendo ensayos, ahora centrados en métodos de capturas más masivas.
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