
Secciones
Servicios
Destacamos
El edificio de la Avenida de Canarias al 454, entre Vecindario y El Doctoral, que desde el pasado sábado corre riesgo de derrumbe y que desde entonces está desalojado y precintado, se ha hundido al menos cinco centímetros en el centro, donde estaba ubicado el pilar que colapsó y que hizo vibrar todo el inmueble como si fuese un «terremoto».
Así lo constataron este mediodía técnicos de una empresa especializada que accedieron al bloque junto a los bomberos del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria para valorar la situación. Según su diagnóstico, podían empezar con los trabajos de apuntalamiento, como así hicieron horas después en el sótano. El objetivo es asegurarlo para que no colapse y para que poco a poco puedan acceder los inquilinos para recoger los enseres más básicos.
Tras realizar los trabajos y se emita una certificación técnica por parte de los arquitectos, que acredite que la actuación da garantías de que no va a sufrir ningún tipo de percance o resentimiento estructural, el Ayuntamiento podrá levantar los precintos en la zona y reabrir la calle. Sin embargo, el regreso de los residentes a sus viviendas podría demorar meses, ya que será necesario realizar un proyecto técnico y ejecutar las obras.
Varias de las 20 familias desalojadas esperaban este lunes tras las vallas del precinto para obtener alguna información, ya que tuvieron que salir con lo puesto tras ver cómo se empezaban a agrietar las paredes después de escuchar una explosión e incluso algunos de los que estaban en su interior tuvieron que forzar las puertas porque no abrían al quedarse encajadas.
Denuncian que el propietario del edificio estuvo esa mañana realizando trabajos en el sótano ya que se escucharon ruidos de un martillo percutor desde primera hora y creen que pudo haber manipulado una de las vigas principales, que se fracturó, con la intención de habilitar más viviendas en el subsuelo.
Se trata de un supuesto que aún no han podido confirmar, pero una de las columnas que soporta la carga del edificio mostraba evidencias de que había sido picada. «Casi morimos sepultados, está jugando con la vida de las personas», denuncian. Además, vieron salir al dueño del edificio tras lo sucedido, sin avisar a sus habitantes del peligro. Fueron ellos los que decidieron abandonarlo por miedo y llamar a la policía.
Pero no solo se quejan del riesgo al que les sometió, sino también de la falta de respuestas que han tenido hasta el momento para su realojo, ya que le pidieron quedarse en otro de sus edificios, que estaba vacío, pero les aseguró que no podían porque pertenecía a una inmobiliaria. Solo unas pocas familias con niños fueron realojados en un garaje, que no reúne las condiciones mínimas.
El resto, fruto de la desesperación porque les dejaron «botados como perros», a las diez de la noche de ese mismo sábado, con niños pequeños y enfermos, y temiendo que iban a pasar la noche en la calle, decidieron entrar en el otro inmueble rompiendo la puerta de acceso. Allí duermen en el suelo con colchones cedidos por la iglesia Maranata, que además les ha entregado ropa y están siendo los encargados de ofrecerles alimentos sufragados por el Ayuntamiento.
Agradecen a los vecinos de la zona que les han ayudado, dejándoles mobiliario y electrodomésticos, además de a la farmacia que le ha suministrado las medicinas ya que no tuvieron ni tiempo de cogerlas antes de salir. Algunos, como el caso de Minerva, no pudieron ni coger el móvil y estaba con uno prestado, otros salieron sin documentación y sin dinero para poder comprar agua o alimentos durante todo el día, por lo que estuvieron sin comer hasta por la noche, cuando los miembros de Maranata hicieron un rancho canario para todos.
Los técnicos del Ayuntamiento aún no han podido acceder a inspeccionar el edificio para conocer las causas exactas del colapso de la viga, ya que de momento solo han podido hacerlo los responsables de la empresa que apuntalará el inmueble, acompañados de los bomberos. Eso sí, al Consistorio no les consta que se hubiese pedido licencia para realizar trabajos en el sótano.
Además, los inquilinos denuncian que el edificio estaba habilitado para 16 viviendas, pero que en realidad había 27 alquiladas debido a las divisiones que había realizado en cada piso y a la construcción de otras más en la que debería ser la terraza del ático. En ese caso, la sobrecarga del edificio sería mucho mayor. «No son viviendas, son ratoneras», aseguran, ya que algunas son de 40 metros cuadrados y en el baño apenas entra una persona. Todos pagan su alquiler, algunos alrededor de 400 euros y otros hasta 600. En su mayoría, los residentes son cubanos.
Cabe redordar que el pasado sábado 45 personas tuvieron que abandonar el inmueble ubicado en la Avenida de Canarias debido al riesgo de derrumbe, al igual que dos edificios colindantes, y desde entonces permanece precintado.
Asimismo, también ha provocado el cierre provisional de los locales comerciales de la planta baja, mientras que la Avenida de Canarias continúa cortada a la altura del edificio.
Durante este lunes han estado en el edificio personal de la empresa propietaria y técnicos municipales, mientras que desde el área de Atención Social se ha continuado entrevistando a las familias desalojadas para conocer sus necesidades, especifica el Ayuntamiento en un comunidado.
Asimismo, el Consistorio constituyó una Mesa Técnica con el alcalde, el concejal de Gestión y Disciplina Urbanística, el concejal de Atención Social y Comunitaria, personal municipal de Servicios Sociales y la Policía Local, desde donde se están coordinado las acciones que se van a realizar durante estos días.
El alcalde Francisco García declaró este lunes que «nuestra prioridad es atender a las familias desalojadas y realizar un seguimiento de la situación del edificio». El primer edil añadió que «lo que nos preocupa ahora es que se realicen las obras pertinentes para calzar la edificación y se pueda garantizar la seguridad del inmueble, los técnicos municipales y los de Emergencia de Gran Canaria están haciendo un seguimiento de los trabajos encargados por la propiedad para garantizar el apuntalamiento del edificio en las condiciones de máxima seguridad».
El concejal de Atención Social y Comunitaria, Saúl Goyes, señaló que «desde el sábado el personal de Atención Social estudió las necesidades de las familias desalojadas, y nos coordinamos con una ong para garantizarles ropas, comida, medicamentos o productos higiénicos».
Goyes manifestó que «vamos a seguir pendientes de estas personas, haciendo un trabajo con ellos y ellas, pero también queremos dejar claro que «ante la situación de crisis habitacional que vivimos en Canarias, no vamos a permitir que haya propietarios que puedan abusar de esta situación especulando con las viviendas a costa de violar derechos humanos».
El concejal de Gestión y Disciplina Urbanística, Leví Ramos, destacó que «nos consta que ya desde este lunes se están haciendo los trabajos de valoración desde la empresa propietaria para recuperar la estabilidad y la seguridad del edificio, por nuestra parte desde primera hora estamos trabajando con técnicos de Disciplina Urbanística para valorar los pasos que se deben dar».
Ramos añadió que «analizaremos que solución van a aportar los propietarios y vigilaremos que las obras que hagan puedan garantizar la seguridad tanto de las viviendas como de todo el entorno y del local comercial de la planta baja».
Desde el Ayuntamiento se considera que todavía es pronto para saber cuándo terminarán los trabajos de apuntalamiento y cuando podrán volver las familias al edificio desalojado. Tanto las paradas de taxis como las de guaguas de la Avenida de Canarias se mantienen, salvo en la zona del edificio desalojado.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.