
Se bajó al sur de la isla cuando entonces quedaba muy lejos y el turismo era solo un incierto proyecto de futuro. Más de 50 años después, Domingo José Gordillo Cedrés deja como legado una sólida trayectoria empresarial y una cadena de 11 supermercados que han generado riqueza y empleo para San Bartolomé de Tirajana y para Gran Canaria. Tantos años de trabajo y dedicación al turismo lo convierten en un referente y en digno merecedor del premio honorífico 'Tú eres mi héroe 2023', que se le entregó a título póstumo en una gala celebrada en el hotel New Folías, en San Agustín, la noche de este viernes.
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Con una formación que se limitaba a las cuatro reglas, pero que completaba con un carácter visionario, un compromiso inquebrantable con el trabajo y un marcado espíritu de superación personal, Gordillo Cedrés pasó de estrenarse con un puesto en el Mercado de Vegueta a abrir en 1970 el primero de sus supermercados en Playa del Inglés.
Fallecido el 11 de julio de 2021, este majorero de Tetir nacido en 1933 y criado desde bien pequeño en el barrio de Guanarteme de la capital grancanaria acabó formando una familia de tres hijos junto a su mujer Juana Francisca Luján Falcón y dando lugar a un conglomerado empresarial con 11 supermercados, las heladerías Pingüino y el K-1, un restaurante en Meloneras.
En su trayectoria vital y empresarial vivió de primera mano la espectacular transformación económica que ha vivido Canarias, y Gran Canaria, en particular, en los últimos 80 años. Gordillo sufrió en sus carnes las estrecheces de la posguerra, cuando se vio obligado a trabajar con apenas 8 años en una tienda en la que se subía a una caja de coñac porque ni siquiera llegaba la barra.
Pero también, ya más tarde, supo ver las ventajas que podía reportarle una de las actividades económicas más singulares que hubo en la isla en los años 50, la de los cambulloneros, para proveerse de productos que estaban al margen de la limitada cartilla de racionamiento. Así fue como nutrió su puesto en el Mercado de Vegueta, que compró con 60 pesetas de las 2.300 que ya había logrado ahorrar con 16 años.
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Y finalmente, ya a mediados de los 60, volvió a tener visión para dar el salto al sur, donde primero se estrenó como almacenista, suministrando mercancías al reducido núcleo turístico de Nueva Suecia y la Rotonda de San Agustín. Fue de los primeros en apostar por el sur, donde ya se quedó para siempre.
Su mujer falleció en 1987, pero sus hijos Jorge, Luz Mari y Juan Carlos recibieron con emoción el homenaje merecido a su padre.
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