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Existen muchos municipios canarios que se les recuerda por la calidad natural que les rodea. Otros destacan más por su casco o zona comercial abierta. Valsequillo de Gran Canaria es uno de esos municipios de la isla que cuentan con una gran riqueza natural, pero que en los últimos años ha ido notando cómo crece exponencialmente su zona comercial abierta, en la que cada año se multiplica el número de visitantes debido a la gran cantidad de eventos que se organizan en la calle Juan Carlos I –la arteria principal del casco–, la plaza de Tifariti y alrededores.
Y es que el núcleo de Valsequillo es un lugar muy vivo. Cabe recordar que tras la pandemia este municipio ya ha podido celebrar la mítica fiesta del Perro Maldito, un evento multitudinario que tiene lugar durante las fiestas de San Miguel; la trigésima edición del Viejas Glorias, una iniciativa que también reunió a miles de personas con la excusa de las motos y vehículos clásicos; la Ruta del Almendro en Flor, una festividad que aunque es originaria de Tejeda, fue adoptada hace 50 años por este pueblo; o la quinta Feria de la Fresa, celebrada recientemente y que logró congregar a varios millares de ciudadanos de toda la isla para poner en valor el producto estrella del lugar;entre otros acontecimientos programados.
Todo ello hace que el ayuntamiento tenga la zona neurálgica del pueblo de punta en blanco todo el año. Valsequillo es un municipio que aunque no tiene costa, posee la grandeza y el encanto de los lugares rurales. Eso mismo encandiló a Cecilia Gasperini, una ciudadana originaria de Italia que lleva varios años asentada en Valsequillo junto a su bebé: «Aquí se vive muy bien. Está todo muy organizado y muy limpio. Es un pueblo pequeñito, pero muy alegre. Hay muchos festivales y eventos para socializar y hacer comunidad», explica esta residente extranjera.
Cuando decidió venirse a vivir a Gran Canaria pudo elegir entre varios municipios, pero ella indica que eligió Valsequillo porque «tiene todo para mi niño», refiriéndose a la escuela y al centro deportivo que acoge el municipio, con piscina y un campo de fútbol anexo. Del mismo modo, Cecilia destaca que no falta de nada de lo esencial, como supermercados, tiendas de todo tipo y hasta la iglesia. Además, para ella es un punto muy positivo que todo esté cerca de casa.
Reconoce que todo está de su agrado aquí y que volvería a votar al actual alcalde, Francisco Atta, «para que todo siga igual».
Pero todo no es de color de rosa en este municipio. Hay quienes llevan muchos años viviendo en este municipio de apenas 9.490 habitantes, que ven más lunares que Cecilia.
Por ejemplo Miguel Velázquez Gutiérrez, vecino de Era de Mota, se siente perjudicado con el modo de gobernar del actual consistorio. «En general el municipio está bien, pero el barrio de la Era de Mota, donde tengo mi casa, está fatal. Nos tienen abandonados. Los cubos de basura están muy lejos, hay poca señalización, existe bastante suciedad porque los equipos de limpieza municipales pasan de todo», manifiesta este lugareño jubilado, que durante su vida se dedicó a ser repartidor.
Otra de las reclamaciones de Miguel es la falta de seguridad dentro del municipio «a ciertas horas de la noche, en la que ya no se ven policías», indica. Aunque, insiste, lo que más le preocupa es que no se cuide su barrio como sí se hace con el casco histórico del municipio. «Somos todos iguales», reclama.
Por su parte, Flora González Galván, también residente de Valsequillo, piensa que «la piscina municipal no está funcionando como estaba antes (de la pandemia)». Para este ciudadana el principal problema de que este servicio no esté en sus mejores horas es que «no hay personal suficiente para dar clases, con toda la gente cualificada que hay para eso. Tampoco se está abriendo la zona de solarium los sábados y domingos», añade.
Fuera de la infraestructura deportiva, Flora opina que desde el gobierno local no se le está dando la atención suficiente a los caminos reales que llegan hasta las viviendas. «La carretera que pasa por delante de mi casa está fatal. Esta llena de basura y hierbas», describe. Esta vecina coincide con Miguel en que las zonas de viviendas rurales, alejadas del casco, están insuficientemente cuidadas por el servicio de limpieza. «Pasan a limpiar muy de vez en cuando», critica.
Destaca también que la zona comercial sigue siendo insuficiente. «El mercadillo es muy pequeño y hay escasez de comercios. Todavía me tengo que seguir desplazando hasta Telde muchas veces para encontrar lo que estoy buscando», expresa.
De lo que sí se alegra esta ciudadana es de las fiestas. «En ese sentido si podemos estar contentos», sentencia.
Tras doce años de Francisco Atta al frente del Ayuntamiento, periodo en el que le ha tocado vivir de todo, los ciudadanos se encuentran ahora en un periodo de reflexión en el que tendrán que decidir si seguir este rumbo marcado por el regidor y líder de Asociación de Barrios (ASBA), o dar paso a nuevos nombres de las otras siete candidaturas presentadas.
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Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Jon Garay
Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
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