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Algunas de las vecinas muestran el estado ruinoso del edificio que las tiene viviendo con miedo. Arcadio suárez

Arapiles tiembla por un edificio en ruinas

Denuncia ciudadana. Vecinos de una calle de Ingenio denuncian dos desprendimientos en solo un mes. El Ayuntamiento ha mandado apuntalar y reforzar, pero no ve ruina inminente

Gaumet Florido

Ingenio

Jueves, 20 de mayo 2021, 02:00

Los vecinos de la calle, o más bien, callejón, de Arapiles, en Ingenio, viven con el corazón en un puño. Lindan con un edificio en ruinas, usado antaño como almacén de un comercio, que también da a la calle Los Palmeros, y que en un solo mes, este mismo año, les ha dado dos sustos. Ha sufrido dos grandes desprendimientos. Uno, el 19 de marzo. Otro, el 21 de abril. El Ayuntamiento dice que ha actuado, que mandó reforzar el apuntalamiento que, según el gobierno local, ya existía, y que ha obligado a los dueños a delimitar el perímetro que podría estar en riesgo, pero a los vecinos no les convence. Llueve sobre mojado porque ya en verano de 2019 se desprendieron cascotes hacia la calle Los Palmeros. Temen por sus vidas y exigen una actuación urgente que garantice su seguridad. «Ya hemos avisado; si pasa algo, iremos a por todas a reclamar responsabilidades», advierten con firmeza. Un técnico especializado les redactó un informe con fotos que hicieron llegar al Ayuntamiento el 23 de abril.

El primer estruendo, el de marzo, sonó como un camión que descarga piedras. Entonces se cayó la parte del techo que está más lejos del callejón donde residen estas familias. Se vinieron abajo 60 metros cuadrados de una cubierta de viguetas y bovedillas y otra de planchas de uralita (por cierto, material considerado tóxico), según reza en el informe. Vino el técnico municipal, pero, según los vecinos, no adoptó medidas. El segundo, el de abril, lo vivieron casi como un terremoto. Una de las vecinas salió a la calle a ver qué había pasado y el polvo impedía siquiera ver a un palmo. Esta vez se desprendió otra parte del forjado, también de viguetas y bovedillas y parte del pretil del muro de cinco metros de altura que da al callejón por el que estos vecinos entran y salen de sus casas. De hecho, varios sillares, algunos de considerables dimensiones, cayeron en esa servidumbre. Acudieron la Policía Local y los bomberos, y al día siguiente volvió otro técnico municipal.

Trozo de techo a punto de desprenderse, solo sujeto por unos hierros. Arcadio suárez

«No pasó una desgracia de milagro, los niños no hacía ni una hora que se habían recogido», apunta una vecina, que confiesa que su madre, que duerme en la alcoba que da al callejón, se ha mudado al fondo de la casa. Teme que ese muro se venga abajo y la pille de lleno. La familia de la casa contigua ha optado por ese mismo repliegue. No se fían. El paso es estrecho y si el paramento se desprendiera hacia esta serventía, caería directamente sobre las fachadas.

A simple vista el muro no parece peligroso. Lo que es «alarmante» es el grado de deterioro que presenta el edificio por dentro. Tanto es así que los vecinos tienen claro que no habrá dos sin tres, porque, además, creen que hay al menos otros dos puntos en los que el desprendimiento se aventura inminente. Para colmo, subrayan que el apuntalamiento que se colocó tras el segundo derribo no es correcto. «Ya hay puntales que se han caído, y otros están sostenidos sobre la parte más débil, la tabla fina superior, de un palet. Una simple presión bastará para que pierda estabilidad», señala otro vecino. Están asustados y exigen soluciones ya.

Muro del edificio que da al callejón de Arapiles, por el que entran y salen las familias que viven en las casas de la derecha. Arcadio suÁrez

Desde el consistorio subrayan que el edificio no está en estado de ruina inminente y que se ha obligado al dueño a reforzar y apuntalar la zona dañada y a perimetrar las partes en riesgo que dan a la calle para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Esto último, al menos por ahora, no se ha ejecutado. Estas medidas son el primer requerimiento, el paso previo, a la apertura de un expediente de Disciplina Urbanística que puede resolverse con una orden de demolición. O no. Depende de lo que decida el técnico.

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