Ante la adversidad, la sonrisa de Cefe
Homenaje ·
Ana Cruz presenta en Agüimes el libro 'Tú me enseñaste a vivir', un relato conmovedor sobre su hijo y su lucha contra el cáncer
Homenaje ·
Ana Cruz presenta en Agüimes el libro 'Tú me enseñaste a vivir', un relato conmovedor sobre su hijo y su lucha contra el cáncerLa sonrisa de Cefe. Esa es la gasolina que mantiene viva a Ana Cruz Medina, su madre. La sonrisa que le dedicó aquella mañana del 13 de mayo de 2010, cuando una ambulancia se lo llevó de casa, casi sin poder caminar. Aquel día le anunciaron que tenía un tumor. El enemigo oculto, como lo llama ella. En su mirada, cuenta Ana, había desconcierto, «y diría que hasta miedo», pero a ella le reconfortó su sonrisa. Como aquella otra, la última, que su hijo Cefe, Ceferino Pérez Cruz, le dedicó segundos antes de morir. Aquella con la que, sin hablar, le dijo adiós.
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Siempre una sonrisa. Para plantarle cara a la vida, pero también a la muerte. Esa es la mejor lección que se llevaron Ana y su hermana Yoana de los cuatro años durante los que acompañaron a Cefe en su lucha frente al feocromocitoma, un cáncer poco frecuente que se le pegó a la glándula suprarrenal y que finalmente pudo con él, a sus apenas 29 años, un 20 de febrero de 2014. Este jueves se cumplen 11 años de su marcha y su madre lo recordará con un homenaje y un libro, 'Tú me enseñaste a vivir', que presentará en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Agüimes, a partir de las 19.30 horas.
«Lo más importante para mí es que sepas que, si mil veces volvieras a nacer, mil veces querría ser tu madre, incluso aunque se repitieran los mismos acontecimientos». Así se lo dice a Ana a su hijo en esta obra autoeditada en un capítulo, el final, que titula 'Decidimos vivir' y que resume el espíritu de lo que quiere transmitir: un canto a la vida escrito en segunda persona, a través de una conmovedora conversación que la autora mantiene con su protagonista, su hijo, al que sigue sintiendo cerca, muy cerca.
Es un relato que, en realidad, parte de un compendio de notas, miles de notas, que Ana tuvo tiempo de escribir durante las horas de espera con Cefe en el hospital. «Lo apuntaba todo». Para Ana ha sido siempre una especie de escape, desde pequeñita. La polio le dejó secuelas ya con apenas un año de vida y se refugiaba en la escritura. «Cubría mi soledad con una libreta y un bolígrafo, me sienta bien». La diferencia estriba esta vez en que les ha dado un cuerpo narrativo, las ha ordenado por capítulos, 21, y las ha querido compartir.
'Tú me enseñaste a vivir' nace del orgullo de una madre que quiso con locura a su 'niño lindo', aquel «que maduró antes de tiempo porque tenía que vivir deprisa». Y no solo por la enfermedad. Cefe estuvo siempre a la altura de su familia y de su madre, igual que su hermana Yoana. Ambos se dedicaron por entero a Ana cuando tras una grave caída en el 2000 se produjo una lesión medular que la dejó en silla de ruedas. En concreto, Ceferino, o Nino, como también le conocían, decidió dejar de estudiar para cuidar de su madre.
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¿Cómo era él? «No sé explicarte, era alegría pura», acierta a decir. En la contraportada del libro lo definen como «un muchacho noble, simpático, justo y solidario». A fe que lo era, porque, como recalca su madre, colaboraba con oenegés, como voluntario, desde que tenía 12 años, haciendo los bocadillos para los niños de los colegios en los que una plataforma de prevención a las drogodependencias iba a dar charlas. O con la Cruz Roja, en Arguineguín, ya a partir de los 16 años.
Por esa misma vocación de servicio a los demás se lio la manta a la cabeza, ya muy enfermo, y fundó, animado por su amigo Antonio Hernanz, la asociación Ante la adversidad, una sonrisa. Nació después de una iniciativa medio improvisada, una quedada por facebook en Playa del Inglés el verano antes de su fallecimiento, en 2013. «Tenían que ir todos con una nariz de payaso y fueron 80 personas», relata Ana. Es por eso que el logo del colectivo es una nariz de payaso.
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¿Y en qué le enseñó a vivir? Un vecino que escucha la conversación trata de explicarlo. «Durante la enfermedad de su hijo ella lo pasó mal, se le notaba, pero yo la veo ahora mejor que nunca, alegre», apostilla. Ana le da la razón. «Yo vivía siempre por los demás y él me enseñó que no, me dijo que tenía que vivir, que tenía que viajar». Y le ha hecho caso. «Nos fuimos a Disneyland París en la misma fecha que fue él, al mismo hotel y con su chamarra, que no me quité».
Ana defiende que no todo el mundo tiene que vivir el duelo de la misma manera. Ella ha elegido vivir como Cefe habría querido. Lo tiene tan presente que usa como tono de llamada en su móvil un audio muy simpático que le dejó su hijo una mañana de septiembre de 2013. «Mi hija se lo ha grabado en todos lados, en el móvil, en el ordenador, en un pen».
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Y las dos lucen en uno de sus brazos un tatuaje compartido con las primeras cuatro palabras de la canción canaria preferida de Cefe. Ana porta el 'somos costeros' y Yoana el 'arriando velas'. Por eso mañana sonará también este tema en el acto de presentación del libro, cuya interpretación correrá a cargo del Taller Folclórico Llanos Prietos. Cefe entonaba el 'Somos costeros' para darse ánimos. Ana lo escucha para recordarlo.
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