A falta del escrutinio del 28-M, la gobernabilidad de Fuerteventura pasa por un pacto a dos. Claro que nada que la misma noche electoral echen por tierra los acuerdos entre partidos, una vez confirmados el cacho de pastel de votos que tiene cada uno y la fuerza a la hora de pactar
En una Fuerteventura que políticamente ha 'navegado' con tres presidentes al frente del Cabildo en cuatro años, las cábalas políticas y las encuestas zozobran a la mínima. Esta legislatura ha demostrado que la gobernabilidad no la marca el escrutinio electoral sino los pactos posteriores y la fuerza de los partidos pequeños que sirven de pinza para alcanzar los doce consejeros de la mayoría de gobierno de una Corporación formada por 23 actas. El problema de los cortes de agua y el gobierno de sólo dos componentes frente a 21 en la oposición marcan a fuego y hierro los últimos meses de la legislatura hasta el punto de convertirse en los dos factores cruciales a la hora de decidir el voto.
Con casi absoluta certeza, va a pesar hacia un lado u otro del abanico político que el ciudadano haya tenido que tirar de garrafas para ducharse o para fregar los vasos en su cafetería, de cubas de agua para darle de beber al ganado. A lo mejor el apoyo o no al proyecto de estudios audiovisuales del Dreamland queda lejos o repulsivos parecidos, pero lo cierto es que la legislatura ha dado motivos más o menos políticos, más o menos de afección al territorio, para tener claro el voto por uno de los diez partidos que se presentan al Cabildo majorero.
En una isla de apenas poco más de 120.000 habitantes, según el último padrón, los partidos por así llamarlos tradicionales rivalizarán por la presidencia insular con los de nueva factura y los locales. Dos partidos, Coalición Canaria (CC), PSOE y Asambleas Municipales de Fuerteventura (AMF) repiten candidatos porque, a su vez, son los dos presidentes y la presidenta de esta legislatura convulsa a más no poder: la nacionalista Lola García, que fue la presidenta electa, esto es con más votos, de los comicios pasados; el primer presidente socialista tras 20 años de hegemonía nacionalista, Blas Acosta, que accedió al bastón de mando por una moción de censura y que renunció para eludir la suya en febrero de 2021, cuando no se habían cumplido dos años de su mandato; y Sergio Lloret (AMF), actual presidente de un grupo de gobierno que es la mínima expresión (dos actas), después de haber retirado las competencias a los siete consejeros de CC en noviembre de 2021 y coger carretera y manta los cuatros del PP en diciembre.
Javier Melián / Acfi Press
Primera vez y dobletes varios
Las caras que optan por primera vez al bastón de mando insular son Jessica de León (PP), exconsejera de Turismo durante 22 meses; Matías Peña por Nueva Canarias-Frente Amplio Canarista (NC-FAC); María Dolores Muñoz de la Nava por Unidas Sí Podemos (USP), Natalia Carolina Reggiani (Vox), José Manuel Quintana (Contigo); Lola González (Drago Verdes Canarias) y José Juan Herrera Martel (Plataforma por Fuerteventura), actual concejal del Ayuntamiento de Puerto del Rosario.
De entre los diez candidatos a ser los herederos políticos de Manuel Velázquez Cabrera, padre de la Ley de Cabildos, dos hacen dobletes, es decir también son cabezas de lista de los ayuntamientos: Matías Peña (NC-FAC) es el actual alcalde de Antigua y aspira a repetir por segunda vez el cargo por su partido integrado en NC, que se llama Alternativa por Antigua (AlxAnt); y José Juan Herrera Martel (PxF) que es candidato a la alcaldía de Puerto del Rosario.
Javier Melián / Acfi Press
El fenómeno doblete se repite también entre los primeros números de las listas de dos partidos: Esther Hernández (PP), actual alcaldesa de Tuineje, compagina el número uno al Ayuntamiento del sur con el tres al Cabildo; y Marcelino Cerdeña (Unidos por Betancuria), actual alcalde del Ayuntamiento de la villa histórica, vuelve a encabezar la lista municipal y es el número tres al Cabildo por AMF. Cerdeña además viene avalado porque logró ser consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca durante casi dos años de esta legislatura tras su primer doblete electoral.
El doblete más señero -a riesgo de no cumplir con la rigurosidad histórica democrática- hay que buscarlo en el Ayuntamiento de Antigua: Nari Ruiz (CC) fue alcaldesa y consejera entre 2011 y 2015, aunque sin áreas.
Pacto a dos
Candidatos aparte, los números confirman que el pacto de gobierno más natural sería el de dos fuerzas políticas, a tenor de los anteriores resultados electorales, para llegar a la ansiada mayoría de doce consejeros: los actuales siete de CC sumarían con los cuatro actuales PP, más alguno que rasparían con la subida nacionalista o el efecto Feijóo en Fuerteventura; el PSOE sumaría con el PP también, con el añadido de consejero del futuro espectro político; y no digamos CC-PSOE que se saldría en actas.
Javier Melián / Acfi Press
Esos acuerdos a dos partidos tradicionales patinan por los egos, por las rencillas acumuladas en plenos y pactos anteriores traicionados y por la duplicación de esos acuerdos en los ayuntamientos, que todo sabemos que son un mundo y que cada alcalde o alcaldesa decide con quién gobernar sin presiones externas. Por todos estos factores arraigados en la condición humana política, los pactos a dos grandes partidos naufragan antes de sentarse y con un solo Whatsapp de desavenencia entre candidatos. El futuro del Cabildo queda entonces en manos de los acuerdos con los partidos minoritarios, que de eso conoce Fuerteventura.
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