David, Iván, Tigaday, Christian y Luis Mariano, con la playa de Jarugo detrás.Javier Melián / Acfi Press
El paisaje majorero a caballo como salida y meta
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2ª Vuelta a Fuerteventura a caballo: de viernes a viernes, un grupo de amigos costea la isla con una logística que asegura no les falte de nada a 5-5, Fuego y Abril. «Estableces una conexión con los animales»
Esta no es sólo una segunda vuelta a Fuerteventura a caballo entre amigos, es ante todo el vínculo que se crea entre dos: el hombre y el équido. Es miércoles, quinta etapa del recorrido, con más calima que azul, y lo describe David Morales Torres: «diseñamos cada jornada pensando en los caballos, transitan por la red insular de senderos y no por pedregales, en jable cogemos por la parte más dura, la logística incluye una cuba de agua de 500 litros, los bañamos cada día, los tapamos, les ponemos vendas, caminamos de noche si vemos que durante el día pega mucho el sol. Un caballo no es sólo un caballo, es mucho más para todos nosotros».
La segunda vuelta a Fuerteventura a caballo comenzó el viernes, 8 de diciembre, con un cielo más azul. Dura una semana y comienza y termina en la cuadra El Aceitunal, en Tetir, en el municipio de Puerto del Rosario, que organiza el recorrido. Son seis amigos y una amiga que cabalgan cuando pueden, y sólo tres completan la ruta.
Los cinco amigos, con la montaña de Tindaya como marco.
Javier Melián / Acfi Press
David, propietario de El Aceitunal, quiere que aparezcan los siete participantes que empezaron juntos: Christian Luis de la Cruz (Tenerife, 1992) que vino sólo para el recorrido, Iván Cabrera Peña (Triquivijate, 2003) y David (Tetir, 1982). A estos tres jinetes, se unieron por unos días Nayara, Armando, Luis Mariano y Tegaday. También -cómo no- el nombre de los caballos: David cabalga a 5-5, Iván a Fuego y Christian a Abril.
Cuando dejan de hablar de los animales, viran hacia el paisaje. «Se ve la isla de otra manera, vas al paso del caballo, tiene uno mucho tiempo para reflexionar, para ver y para establecer una conexión con el caballo hasta el punto de entenderte con él».
Van desgranando las etapas de jable, de riscos, algo de malpey, la montaña de Tindaya a lo lejos, el río de salados del barranco de Jarugo: La Pared, la Punta de Jandía, Pozo Negro, Ajuy, Puerto Lajas, Majanicho, El Cotillo, Tarajalejo que es donde toca dormir esta quinta jornada. «Todo costeando. Es una pasada ver los contrastes de un lado a otro de la isla. En todos los pueblos donde dormimos, los vecinos siempre nos echan una mano con los animales. La etapa más complicada es sin duda de Los Molinos a Ajuy, pero vale la pena».
Y vuelve David al bienestar de los animales. «No son unos caballos que estén estabulados. 5-5, Fuego y Abril los preparamos durante tres meses».
Desde la infancia surge el apego por los caballos en los tres jinetes. David reconoce que sí, que le gustaban desde niño, «pero tuve tan mala suerte que no pude tener ninguno. Por eso, aprendí con burros». Cuando creció y tuvo a su hijo Tigaday, le compró un caballo. «Mi ilusión se cumplió con los años, pero no pasa nada. Ese sentimiento permaneció conmigo. De hecho, mi tío y padrino siempre cuenta la anécdota de que me preguntó con menos de dos años qué me iba a pedir para Reyes y que le contesté, quitándome la chupa, un caballo. Y eso que apenas hablaba«.
Iván sí pudo montar a caballo desde chiquitito porque sus primos tenían. Uno de ellos incluso trabajaba en un centro hípico y allá se iba con él desde niño todos los días. «No he soltado la afición desde que tenía cinco años hasta ahora que tengo 20».
Una yegua le compraron a Christian sus padres desde pequeño en Tenerife. «A partir de entonces no he aflojado en la afición. He tenido varios ejemplares y me gusta un montón el mundo de los caballos».
Por la parte dura del jable del norte de El Cotillo.
Javier Melián / Acfi Press
La primera vuelta fue en 2021, con muchos errores relacionados con la logística de los seres humanos «que hemos ido corrigiendo. Este año están saliendo otros, pero lo mismo: siempre se pueden corregir. Mientras los caballos estén bien, lo demás ya se arreglará».
La vuelta tiene de todo- especialmente amistad entre los jinetes y amor por los caballos-, menos patrocinadores. «A ver si el año próximo sale alguno, aunque sea para el forraje de una de las seis etapas».
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