
La incógnita del rojo de la cerámica donada en el siglo XX y resuelta en el XXI
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El gánigo, perteneciente a la cultura de los mahos, luce en la vitrina 0 del Museo Arqueológico tras la restauración que realizó Sonia Argano en 2022En la vitrina 0 del Museo Arqueológico, el gánigo espera al público sin grieta en la base, con el pigmento rojo, forma carenada y fondo plano. Este tipo de cerámica, enclavada en la cultura de los mahos, se repite en los fondos del museo situado en Betancuria, aunque es la mejor conservada, y luce a través del cristal tras pasar por las manos de la restauradora de materiales arqueológicos Sonia Argano y tras aclarar el origen de su recubrimiento rojizo.
Los siglos y los años se superponen en la historia del gánigo localizado en 1968 por unos vecinos de Antigua en una cueva, que se lo entregaron después a José Melián. A este hombre le contaron que se lo habían encontrado mientras recogían leña y que estaba con dos vasijas más. Incluso le detallaron que contenían «como una especie de manteca petrificada».
De las otras dos cerámicas, nada más se supo. Y el gánigo llegó a la vitrina 0 porque José Melián la donó al Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Fuerteventura en 1995. Allí permaneció custodiado 25 años junto a otros fondos hasta que, en diciembre de 2020, se inauguró el Museo Arqueológico Insular en Betancuria.
Como el resto de vasijas de los pobladores prehispánicos, esto es mahos, presenta la decoración en acanaladuras verticales en forma de peine (que son esas rayas que el cristal de la vitrina deja apreciar). En cuanto al color rojo, se concentra en la zona de la boca antes del arranque del carenado, y en la mitad longitudinal del galbo, quedando la otra mitad sin revestimiento, con la coloración negruzca de la propia pasta cerámica, detalla Isidoro Hernández, conservador del Museo Arqueológico de Fuerteventura.
Los primeros análisis del pigmento rojizo arrojaron que se trataba de una aplicación de cal con pigmento rojo formado por hematites. «Se extrajo una pequeña cantidad de polvo del recubrimiento para su datación, en el sentido de discernir el período histórico en que fue aplicada la policromía».
Según las conclusiones de Patrimonio 2.0. Consultores, responsable de los análisis recibidos hace dos semanas en el Museo majorero, proponen dos posibles dataciones: una alrededor de los años 50 del pasado siglo y otra cerca del año 2000. «Teniendo en cuenta que la cerámica se entregó al Cabildo de Fuerteventura en 1995, y que no hay constancia de intervención alguna sobre ella, parece más probable la fecha de los años 50, como fecha de aplicación de ese pigmento, descartando su origen prehispánico o medieval».
A pesar de que el rojo es de los años 50 del siglo XX, no se eliminó. «Nos puede enseñar lo que no hay que hacer si tenemos materiales arqueológicos en casa», zanja Isidoro Hernández.
El conservador del Museo Arqueológico destaca también de la pieza del mes que es una de las pocas cerámicas hasta ahora estudiadas «que parece haber sido sometida casi completamente a una cocción con muy poca presencia de oxígeno, que solo ha llegado a algunas zonas de la base exterior porque posiblemente fuera cocida de manera invertida».
En relación al uso del gánigo, el conservador de este espacio museístico apunta a la hipótesis de que fuera doméstico, con el fin de cocinar o calentar alimentos. «A unos cinco centímetros de la base, aparece una mancha negruzca que rodea el cuerpo, y que probablemente corresponda a su uso sobre el fuego. Sin embargo, no se descartan otros posibles usos de la misma, como de almacenamiento para alimentos o agua, uso ritual de los mahos».
Para poder lucir en la vitrina 0, y en el resto del museo, esta cerámica ha sido objeto de una intervención en 2022 a cargo de Sonia Argano, restauradora de materiales arqueológicos, gracias al patrocinio de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias y con el objetivo de asegurar la integridad y estabilidad de la pieza.
La vitrina 0 comenzó a mostrar piezas desde la apertura del Museo Arqueológico en diciembre de 2020. Por ella han pasado distintos materiales significativos del pueblo maho, inaugurándose con las conchas encontradas en el yacimiento de Tisajoyre, instrumentos líticos o hallazgos casuales por varios lugares de Fuerteventura como el gánigo de este mes, 25 años después de su donación.
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