

Secciones
Servicios
Destacamos
La antigüedad de entre 342,8 y 215,5 miles de años de las dunas fósiles del barranco de los Enamorados, en Lajares, no frena a los desaprensivos que juran amor eterno a su novia o firman su paso más que efímero y depredador. A estos graffitis, hay que añadir otras cicatrices sobre la epidermis de estas formaciones sedimentarias del Pleistoceno que conforman el Bien de Interés Cultural (BIC) y geositio: el paso de bicicletas, motos y quads que son barranqueras seguras y más erosión en cada invierno. Las restricciones de movimiento entre comunidades autónomas de la pandemia no han hecho sino multiplicar estos atentados en el yacimiento eólico.
El rastro de rayaduras miles sobre este BIC, en la categoría de Zona Paleontológica, situado en el municipio de La Oliva ha retumbado en el décimo International Online ProGEO Symposium, celebrado del 7 al 10 de junio. Esther Martín-González, del Museo de Ciencias Naturales (Cabildo de Tenerife), Juana Vegas (Instituto Geológico y Minero de España), Carmen Romero (departamento de Geografía de la Universidad de La Laguna), Nieves Sánchez e Inés Galindo (Instituto Geológico y Minero de España) firman el trabajo sobre los impactos antropogénicos que afectan a la conservación del patrimonio geológico del barranco de los Encantados o de los Enamorados.
Al contrario que su topónimo, el yacimiento eólico dejará de enamorar y de encantar a este ritmo de grabados descontrolados. Frente a estos actos -por qué no- vandálicos, las cinco científicas apuntan a la falta de gestión del BIC como raíz del problema. «La falta de paneles que adviertan que es un área protegida junto con la falta de un plan de conservación hacen de este geositio un sitio muy degradado hoy en día», por eso dejan claro que es «muy urgente actuar sobre este geositio para evitar su destrucción y la pérdida de su valor patrimonial».
Esas paredes blancas y dúctiles, demasiado dúctiles, son depósitos de eolianitas (esto es, dunas fósiles) que surgen en un paisaje de flujos de lava y conos volcánicos del Pleistoceno. «El suministro de material de sedimentación arenosa biogenética de grano grueso (transportado a la isla desde el litoral) y la acumulación continua de polvo sahariano constituyen principalmente estos archivos sedimentarios».
Por si fuera poco, los bichitos que a simple vista llaman la atención son asociaciones de gasterópodos terrestres fósiles de diferentes niveles estratigráficos que proporcionan «datos importantes para la reconstrucción de las condiciones paleoclimáticas y los cambios paleobiológicos que se produjeron en el Pleistoceno».
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.