Miguel de Unamuno, y su compañero de confinamiento, el periodista y escritor Rodrigo Soriano, simulan estar amarrados en Betancuria, en este caso falsamente por el camellero.Casa Museo Unamuno
García de Cortázar: «Ya no hay Fuerteventura sin el destierro de Unamuno»
Historia contemporánea ·
El historiador, en su libro 'Paisajes de la Historia de España', escoge a Fuerteventura y al confinamiento del escritor vasco en 1924 para explicar el momento convulso de la dictadura de Primo de Rivera y para profundizar en el papel del también pensador y rector universitario
Un 14 de marzo, pero de 1924, el escritor Miguel de Unamuno arriba a Fuerteventura en calidad de confinado por el Directorio Militar presidido por el general Primo de Rivera. Ahora se celebran cien años de esa estancia de apenas cuatros meses que llamó la atención también de los historiadores, como es el caso de Fernando García de Cortázar, quien selecciona a la Fuerteventura unamuniana en su libro 'Paisajes de la Historia de España' (Espasa, 2021), entre otros rincones como San Millán de la Cogolla, el despertar de la lengua; León, las primeras Cortes de Europa; Barcelona, la ciudad de las bombas; Cádiz, el nacimiento de una nación; o Ermua, el motín de los resistentes.
El libro, que el autor define en el prólogo como «una biografía personalísima de España, la que respira en sus paisajes» donde no olvida que «las ciudades, los paisajes son sus escritores. Ya no hay Valencia sin el Cantar del Mío Cid, Toledo sin Garcilaso, Salamanca sin fray Luis de León, Estella sin Valle-Inclán y su marqués de Bradomín, Soria sin Antonio Machado, Fuerteventura sin el destierro de Unamuno».
De su puño y letra, Miguel de Unamuno documenta esta foto en el palmeral de Ajuy: «20 de mayo de 1924, ahi van estas fotos hechas en Ajuy».
Casa Museo Unamuno
El capítulo dedicado a la Maxorata lleva por título 'Fuerteventura, Unamuno frente a la Dictadura'. García de Cortázar describe que «llegó a la isla del viento en los primeros días de marzo de 1924, dejando en sus alumnos de la Universidad de Salamanca el recuerdo de una frase con ecos de fray Luis de León: 'Para el día próximo, la lección siguiente'. El destierro, sin embargo, tuvo el efecto de un bálsamo. Fuerteventura le cautivó; desde el principio se enamoró de la isla».
El confinamiento del escritor y pensador vasco en Fuerteventura le sirve al historiador para reflexionar sobre el momento histórico de la Dictadura de Primo de Rivera, que avaló el rey Alfonso XIII. A ambos, en Fuerteventura Unamuno les hizo unas figuras de papiroflexia -cocotología como él llamaba- que se atesoran en la pensión donde se hospedó, hoy casa museo, en el entonces Puerto de Cabras: el monarca es un ganso real y el general dictador, un cerdo en papel.
A camello, Unamuno, Ramón Castañeyra y Rodrigo Soriano, compañero de confinamiento, en Puerto de Cabras en 1924.
Casa Museo Unamuno
El general golpista, escribe García de Cortázar (Bilbao, 4 de septiembre de 1942-Madrid, 3 de julio de 2022) al invocar el paisaje majorero, «se concedió a sí mismo amplios poderes, entre los que figuraba la facultad de gobernar mediante decretos-ley, suspendió los derechos civiles, declaró el estado de guerra, puso en manos de militares el gobierno de las provincias y apartó a los partidos de la vida pública, disolviendo las Cortes».
El historiador llama a Fuerteventura «la isla de los destierros» por la deportación del anarquista Durruti en 1932 y el democristiano Álvarez de Miranda, entre otros miembros del Contubernio de Múnich, en 1962. El confinamiento unamuniano sólo duró unos meses, «el 28 de julio de 1924 se encontraba ya en París, después de una rocambolesca fuga en barco que recaló en Las Palmas, pero el recuerdo de aquellos días le acompañaría siempre ...). Fuerteventura, además, despertó su poesía más ferozmente combativa».
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