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Son las 07.00 de la mañana y comienza un nuevo día en la Academia Canaria de Seguridad. 142 alumnas y alumnos se preparan para una nueva jornada de formación que llevan a cabo en este centro situado en el barrio santacrucero de Añaza (Tenerife). Todos ellos se convertirán en agentes de Policía Local y prestarán servicio en 22 municipios de las islas.
El servicio de formación establece, de lunes a viernes, actividades de carácter interno en las propias instalaciones, algo que combinan con salidas para realizar actividades externas como primeros auxilios acuáticos, labores de conducción, intervenciones en incendios, visitas a otros organismos como las salas del 1-1-2, centros de menores, etc.
Todo ello hace que sea una formación significativa porque no solo adquieren conocimientos teóricos, sino que se combinan constantemente con la práctica ya que, al finalizar, se integran directamente como funcionarios en prácticas en los diferentes ayuntamientos y, por lo tanto, empiezan a trabajar directamente con la sociedad.
A primera hora, tras la llegada de los compañeros que no se alojan en la residencia, se inicia la jornada con una actividad física orientada hacia los mecanismos de defensa, con el manejo de instrumentos como los bastones policiales, engrilletamiento, mantenimiento físico, etcétera.
A partir de las 10.00 horas de la mañana, tienen un pequeño descanso de una hora para desayunar, asearse y cambiarse a la uniformidad reglamentaria, que es la obligatoria para estar siempre en las aulas.
Tanto para el desayuno, como en el almuerzo, tienen un nutricionista que les apoya en esta parte alimentaria. La academia entiende que la nutrición es fundamental, no solo por el mantenimiento físico del propio agente, sino porque está demostrado que influye también en su bienestar y en cómo se encuentran aquí.
A las 11.00 horas, se incorporan los diferentes grupos a la actividad formativa. Los 142 agentes se integran en cuatro grupos y cada uno tiene un cronograma totalmente diferente. En esta jornada, un grupo se encuentra haciendo intervención con bomberos en accidentes de tráfico, otro grupo está fuera de las instalaciones haciendo primeros auxilios acuáticos y los otros dos grupos están en la academia, uno aprendiendo legislación de tráfico y otro estudiando tráfico jurídico de documentos.
La idea de la escuela no solo es formarlos, sino que también se integren en un cuerpo jerarquizado. Para ellos se crean las figuras de los delegados y subdelegados en los diferentes grupos y también existe la figura de los tutores, con el objetivo de acostumbrarlos a los mandos y a la jerarquía propia de los cuerpos de seguridad.
El coordinador de Formación de la Dirección General de Estudios, Formación e Investigación en Seguridad Pública, Jaime Luis Delgado, destaca que «una vez los agentes salgan a la vía pública, pasarán de ser personas invisibles a ser muy visibles, ya que la sociedad necesita de ellos, por lo que es muy importante instruir el respeto, la disciplina, la forma de dirigirse y la forma de estar. La formación es integral y tiene aspectos psicosociales importantes como la empatía, la resolución de conflictos y la atención a la diversidad que la sociedad actual requiere».
Tras las clases de la mañana, almuerzan de 14.00 a 15.00 horas. Allí les atiende Carmen Omaira Herrera, una de las trabajadoras del comedor. Carmen destaca que el alumnado conoce de antemano el menú que habrá durante la semana. El almuerzo lo prepara una empresa de cátering y allí se encargan del orden y distribución de la comida. Ella asegura que los chicos y chicas se portan muy bien y que «la comida está muy rica y es bastante saludable. Se hace todo bajo de grasa y bajo en sal».
Una vez acaba esta pausa, se incorporan a la última sesión teórica práctica de clases que tengan, desde las 15.00 y hasta las 17.00 horas de la tarde. Además, dos días en semana, cada grupo tiene mantenimiento físico, de 17.00 a 19.00 horas, que cuenta con la participación de graduados en Ciencias del Deporte. En estas clases no solo hacen mantenimiento físico sino que también aprenden a realizar su plan de entrenamiento propio.
A partir de las 19.00 horas de la tarde, ya es una convivencia normal y se les permite salir a los residentes de la academia hasta las 23.00 horas. El coordinador de Formación aclara que «la residencia está dentro de una comisaría de policía y que tenemos por reglamento establecido la hora máxima de entrada hasta las 23.00 horas, excepto los viernes y sábados, hasta las 24.00 horas. El alumnado entiende que está en una residencia y que hay unas normas que cumplir».
Respecto a la convivencia y el día a día, la intención de la academia desde el minuto uno es integrar a todos los alumnos y alumnas porque cuando se sumen a las plantillas de ciudades grandes como Telde, Las Palmas de Gran Canaria o Santa Cruz de Tenerife, se encontrarán con una diversidad enorme y no van a poder elegir qué binomio, o con qué compañero o compañera van a trabajar. De esta manera, los cuatro grupos no están hechos en ningún momento por afinidades ni por municipio, sino por orden alfabético.
Experiencia de los alumnos
Iliana, Matías, Rubén y José forman parte del grupo D de la actual promoción en formación. Los tres primeros entrarán en la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife, mientras que José lo hará en Icod de los Vinos. Apenas llevan un mes de experiencia y, aunque no se conocían de fuera, demuestran una química especial mientras nos hablan de cómo está siendo su experiencia en la academia.
Iliana comenta que los inicios están siendo duros y que llega cansada por las tardes a casa pero que los módulos de formación que ha tenido hasta ahora le han gustado bastante y que aprende algo interesante de cada uno de ellos. Si tuviese que elegir uno como favorito destaca el de defensa personal.
Por su parte, Matías destaca su buena experiencia hasta ahora aunque considera que se puede hacer «un poco pesado» por las horas que tienen que cubrir pero que lo ve mejor así, al condensarlo en algunos meses y que «dentro de poco estaremos en la calle». En su opinión, hay muchos módulos que son muy útiles, como el de primeros auxilios o las prácticas con los bomberos voluntarios de Los Realejos.
Rubén dice que hasta el momento lo ha llevado bien porque se ha ido acostumbrando a los horarios. Además, destaca «que se aprende mucho de los profesores porque tienen mucha experiencia» y que notan que la formación está muy actualizada porque hay módulos nuevos respecto a la última formación.
Por último, José dice que si tuviese que destacar algo «es la implicación de los profesores, que se implican bastante con nosotros y tienen bastante empatía, así como el compañerismo que existe en las clases porque nos ayudamos entre todos». Respecto a las diferencias de edad en los grupos, José cree que «ese aporte de veteranía con ese choque de juventud forma una sintonía bastante buena».
Tras esta pequeña charla, los cuatros recogen su bandeja del desayuno y se dirigen a continuar su formación en las aulas. Antes de que se den cuenta, estarán trabajando en la calle como policías locales, algo que están deseando.
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