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El 10 de agosto de 2019 la negligencia de un vecino de Juncalillo originó el incendio forestal de Artenara al que se le unió posteriormente el mayor de los últimos años decretado en el Barranco de Crespo, en Valleseco, el 17 a las 15.45 horas. Entre estas dos catástrofes que se unieron de forma trágica arrasaron 10.000 hectáreas de valioso valor ecológico, paisajístico y material y más de 10.000 personas tuvieron que ser evacuadas de sus domicilios. Ese agosto de 2019 fue fatídico, pero también sirvió para dar visibilidad a aquellos operarios de Medio Ambiente del Cabildo Insular de Gran Canaria -entre otros- que se jugaron la vida ante auténticas «tormentas de fuego» como así lo calificó el jefe de emergencias Federico Grillo.
Ahora, en plena ola de calor y dos años después de una tragedia que sobrecogió a todos los canarios, los mismos especialistas que lucharon contra el fuego siguen vigilando la isla desde lo más alto, Artenara, siempre alerta y pendientes a cualquier emergencia. CANARIAS7 compartió una jornada de trabajo con la unidad Presa 6, uno de los equipos helitransportados del Cabildo y que son las que pelean siempre en el frente contra las llamas.
Raúl Rodríguez, Francisco Gutiérrez, Juan Mayor, Sergio Rodríguez y Juan Santana son los operarios especializados de los Presa 6, que cuentan con la sapiencia de Ángel Travieso como capataz y el conocimiento del técnico Javier Pardo. A este equipo se le suman los dos pilotos Pedro Figueroa y Josep Soldado y el auxiliar mecánico Carlos Javier Mendoza. Un operativo que desde el orto al ocaso estuvieron en la base de Artenara el jueves en una frenética jornada de trabajo. «Porque no solo salimos para los grandes incendios, ni mucho menos», advertía Javier Pardo. Y de ello pudo dar fe este periódico puesto que ese día tuvieron que actuar por la mañana en un conato en Fagagesto, luego de maniobras por la tarde y a última hora atendieron una llamada tras quemarse un coche en Valsequillo. «Es un trabajo intenso en el que siempre tienes que estar preparado para cualquier cosa y más con esta ola de calor que estamos viviendo», justo, cosas del destino, en la semana en la que se cumplen dos años de los grandes incendios de 2019.
Aparte de las urgencias, estos equipos especializados tienen cada día de trabajo unas rutinas bastante exigentes. A las 9.00 horas dan el relevo al equipo de noche y se ponen con trabajos preventivos hasta las 12.30, para recibir instrucción teórica hasta la hora de la comida. Tras un descanso, a las 16.30 comienzan con prácticas que van desde líneas de defensa con motosierra, marchas largas con mochila portamangueras por pistas o senderos, tendido de mangueras, espuma, motobombas, manejo de lanzas, defensa de viviendas y simulacros de quemas de ensanche, ataques directos con batefuegos, extracción monte a través de un compañero herido y maniobras de autodefensa. Pero el jueves tocó el turno a una de las maniobras más complejas como es el desembarque en zonas remotas con descargas de agua mediante el bambi, la cesta con la que cogen el agua.
Para ello, los Presa 6 recibieron una charla de Javier Pardo que les explicó en qué consistiría el ejercicio y luego fueron activados para salir a la supuesta emergencia. El mecánico Carlos Javier Mendoza preparaba los helicópteros mientras los pilotos Pedro Figueroa y Josep Soldado empezaban los protocolos previos al vuelo. En minutos, la unidad helitransportada se disponía ya a colocar sus equipos de trabajo en los aparatos y despegaban de Artenara rumbo a la presa de Las Niñas, enclave donde iban a desarrollar la maniobra.
Al llegar, primero realizaron un vuelo de reconocimiento para llevar a cabo una evaluación de la supuesta emergencia, enviando las imágenes por vídeo al Centro de Coordinación Operativa Insular (Cecopin) para que así se hicieran a la idea del potencial de las llamas, la superficie afectada y decidir dónde atacarlas. Tomaron tierra en una zona segura y el equipo Presa 6 bajó del helicóptero para desplegar el bambi y hacerse con las herramientas.
Josep Soldado despegó para luego aterrizar Pedro Figueroa y llevar a cabo la misma maniobra. Ya con las dos naves en el aire con las bolsas desplegadas, Javier Pardo y Ángel Travieso coordinaron las primeras acometidas sobre el teórico fuego a la vez que daban instrucciones a los pilotos por radio sobre dónde y de qué manera necesitaban la descarga de los 900 litros de agua que lleva el bambi que llenaban mediante inmersión en la presa de Las Niñas, aunque la isla cuenta con numerosos embalses habilitados y también «los pilotos pueden en situación de emergencia coger agua de donde sea siempre que sean zonas seguras alejadas de cables u otros peligros», explicaba el capataz Ángel Travieso.
Tras estas descargas, los Presa 6 se subieron a las naves y emprendieron vuelo a Artenara no sin antes disfrutar de unas vistas únicas del centro de Gran Canaria con el Nublo como actor protagonista y como recompensa por el trabajo bien hecho.
Pero aquí no acabó la jornada para estos profesionales. Mientras el mecánico repostaba y los pilotos rellenaban la burocracia del parte de trabajo, los operarios se preparaban para una clase de preparación física con un entrenador contratado por el Cabildo que tuvo que demorarse por otra llamada de emergencia, esta vez a Valsequillo. De nuevo a los helicópteros pero no tuvieron si quiera que aterrizar porque el fuego estaba controlado «aunque nosotros siempre vamos por si acaso...», insistía Pardo.
De regreso al helipuerto, esta vez sí que no pudieron escapar del entrenamiento físico que daba por finalizado un intenso día de trabajo de unos profesionales que se juegan la vida por preservar y conservar la isla de Gran Canaria.
Este año, además la lucha contra los incendios forestales se ha mejorado en medios y tecnología ya que, por ejemplo, el nuevo contrato con Airwork Helicopters establece la permanencia de una unidad todo el año en el helipuerto de Artenara y otra más de refuerzo de mayo a octubre. Estos aparatos, más modernos, contarán también con cámaras que retransmitirán todas las operaciones en directo para que los analistas tengan una información más gráfica del incendio.
Todo ello lo verán desde una nueva sala en el Cecopin en la que también tendrán la imagen de las cámaras de las torres de vigía de la isla y una SimTable, una mesa de arena interactiva de última generación que simula el comportamiento del posible fuego.
Tecnología y medios pero lo más importante es todo el equipo humano de Medio Ambiente.
Tanto los pilotos que el jueves estaban de servicio, Pedro Figueroa y Josep Soldado, como el tercero del equipo, Fernando Eulate, coincidieron en calificar como «tela de araña» la isla de Gran Canaria en lo que a cableado se refiere. «La cantidad de cables que hay por todos los lados dificulta las maniobras y a eso hay que añadirle los grandes desniveles con enormes barrancos que hay en el territorio, las temperaturas y los vientos cambiantes», expuso en este caso Figueroa, que a sus 39 años dejó el Ejército para vivir su primera experiencia como piloto de extinción de incendios en Gran Canaria. Soldado también cumple su primera temporada en la isla, mientras que Eulate ya estuvo una década aquí trabajando. A Figueroa le ha sorprendido gratamente el alto nivel de los especialistas de Medio Ambiente «que tienen muy buenos protocolos y salen rápido a las emergencias. Los Presa son una familia y una garantía, es increíble ver cómo trabajan», confesó.
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