David Monserrat y Betancuria
Jueves, 16 de julio 2020, 18:01
El trasiego de familiares y amigos de Vanesa este martes fue menor que en la fatídica tarde del lunes, si bien algunos allegados se desplazaron al lugar. Próxima al bloque de viviendas sociales, anexo a la plaza de la ermita de Santa Inés, se encuentra una casa de familiares de la víctima, donde los presentes se daban consuelo y se mantenían a la espera de noticias.
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Los vecinos del pequeño pueblo del Valle de Santa Inés tienen miedo de que un asesino ande suelto. «Es un golpe muy duro para el pueblo. Soy madre y no me siento con confianza de dejar salir a mis hijos a la calle ni de dejarlos en casa. Queremos que cojan al culpable cuanto antes», explicaba Belén, trabajadora del restaurante Abuelo Alfredo, donde la víctima hizo prácticas de restaurante, aunque no coincidió con ella en ese periodo. En el mismo sentido se expresaba Candelaria, vecina del pueblo y compañera de trabajo de la madre de la víctima en un taller de empleo: «Nadie entiende que puedan haberle hecho eso a una buena niña que no se metía con nadie. Que pase esto en un pueblo tan chico es asombroso; ya no puedes estar tranquilo en ningún sitio».
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