Tras más de un mes de estado de alarma comienzan poco a poco a rebajarse las medidas del confinamiento. Pero esto no debe traducirse en una relajación de las medidas para protegernos y proteger contra el virus. Por eso se hace fundamental recordar las seis medidas básicas que debemos aprender y seguir: distancia física, lavado de manos, limpieza del entorno, el uso de mascarillas higiénicas, no llevarse las manos a la cara, los ojos o la boca y mantener la etiqueta respiratoria. Ninguna de ellas por separado en suficiente, recuerda la médica del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil (CHUIMI) especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública Eva Elisa Álvarez León. Con ella repasamos cómo seguir cada uno de estos consejos.
Publicidad
Las más sencillas de seguir son el mantener la distancia física -al menos un metro, ideal dos-, y la etiqueta respiratoria, esto es, toser o estornudar en un pañuelo de papel desechable o en el codo. La razón parece obvia. Si o hacemos en la mano y estamos contagiados esparcimos el virus sobre todo lo que toquemos con esa mano. Más complicado es tocar objetos con el codo, y más efectivo aún es contener las gotitas que salen al toser o estornudar con un pañuelo.
El lavado de manos frecuente es otra de las principales medidas. Si tocamos algo contaminado contribuimos a la difusión del virus si no utilizamos geles o agua y jabón.
No basta con meter las manos bajo el chorro. La recomendación es enjabonarse bien las manos y frotar una contra otra, los dedos, las palmas y el dorso al menos durante un minuto antes de aclarar.
La gran novedad en esta pandemia es que ahora recomiendan utilizar mascarillas. El problema, recuerda Eva Elisa Álvarez León, es que podemos tener la falsa percepción de que usar una máscara es suficiente para evitar el contagio cuando incluso podemos autocontaminarnos por un mal uso de la mascarilla.
Existen varios tipos de mascarillas, desde las de alta protección (filtrantes), las famosas FFP2, hasta las ahora recomendadas higiénicas. El papel de estas es «evitar que tú contamines el entorno» porque sirven de barrera si se tose o estornuda. Son, en cierta forma, como las «quirúrgicas», ideadas para que quienes las usen no contaminen a pacientes en los quirófanos. «La evidencia nos enseña que la quirúrgica en el entorno sanitaria es suficiente en la mayor parte de las situaciones», señala la doctora. Llevar mascarilla, recuerda. «No es la panacea», pero unido al resto de las medidas sí parece ser una recomendación eficaz, siempre y cuando aprendamos a ponérnosla y, especialmente, a quitárnosla.
Publicidad
«Si llevo mascarilla último modelo y con la mano sucia me toco el ojo. Si cojo el móvil con la mano sucia y lo dejo contaminado y lo llevo a cara o si llevo mascarilla y no mantengo la distancia física no me sirve de nada. Y si me la quito mal tampoco. Todas esas son un montón de oportunidades para contagiarnos», explica la doctora Álvarez León.
La mascarilla hay que sujetarla, con las manos limpias, por los elásticos, con los dobleces hacia afuera, como indican las imágenes superiores. Una vez colocada, hay que adaptarla a la nariz y el mentón. Ambos deben quedar cubiertos. Una vez la tengamos colocada vuelve a ser fundamental no tocarnos los ojos o la cara. Tampoco tocar la mascarilla por fuera.
Publicidad
Al retirarla solo se toca por los elásticos, y lavarse después las manos. Se supone que la mascarilla está contaminada en la parte interior, pero también podría estarlo en la parte exterior si he tocado algo y me he llevado las manos a la cara. Si es reutilizable se mete en la lavadora -al menos una hora a 60º-. «No hay que dejarla por ahí porque puede ir contaminando las superficies», añade la experta. Si no es reutilizable se tira a la basura.
Llevar la mascarilla durante largo tiempo puede ser incómodo. Por eso mucha gente, antes o después de salir del supermercado, por ejemplo, se la quita y la deja en el cuello. «Ahora ese virus está en mi cuello y en mi ropa», advierte la médica del CHUIMI, que también desaconseja llevarla colgada o con la nariz fuera.
Publicidad
¿Debemos usar guantes? La doctora Eva Elisa Álvarez León cree que se ha podido generar la falsa idea de que el virus se transmite a través de la piel de las manos, pero la piel es impermeable, el virus lo que infecta es la mucosa por lo que tiene que entrar en la nariz, los ojos o la boca. «Si se usan guantes se puede relajar la higiene de manos», advierte la especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.
«Si consigues salir de casa y no tocarte la cara o el móvil tras tocar el carro de la compra, las barandillas, etcétera no hacen falta. Lo importante es la higiene de las manos. Si has tocado algo que puede estar sucio con los guantes y te tocas la cara los guantes no sirven de nada».
Publicidad
La especialista también recomienda, al llegar a casa, desinfectar las llaves, el móvil o las gafas y tras ello, de nuevo, lavarse las manos con agua y jabón o con soluciones hidroalcohólicas.
Si aún así decides usar guantes ¿hay que quitárselo de una forma determinada? Álvarez León señala que en el entorno sanitario saber quitarte los guantes es fundamental porque pueden estar «muy contaminados» por la propia labor sanitaria. En el entorno social no es necesario ese protocolo, apunta. Eso sí, «al quitártelos hay que tirarlos a la basura y luego higiene de manos».
¿Sirven las mascarillas caseras? Álvarez León considera que depende del material con el que estén hechas, deben ser cómodas, llevarlas bien ajustadas y fáciles de poner y quitar. «Se puede hacer una prueba casera que consiste en salpicarla por fuera para ver si la tela absorbe o rechaza el agua. Por fuera deberían resbalar las gotas y por dentro deberían absorberse», explica. De esta manera, esa mascarilla higiénica casera nos protegería de respirar esas posibles gotitas si alguien tose o estornuda y está infectado y protegería a los demás si somos nosotros los que tenemos el virus.
Noticia Patrocinada
Sobre el tipo de tejido del que deberían estar hechas la doctora señala que se habla de «materiales domésticos» como bolsas de aspiradoras, pañuelos, etcétera. «Unas de las que mejor funcionaban son las de algodón elástico», afirma. En cualquier caso, «si no tuviéramos siempre es mejor cualquier tipo de mascarilla que nada, siempre en el contexto de las otras medidas».
La escasez de geles desinfectantes ha hecho que muchos intenten crearlos en casa. La doctora recuerda que la OMS compartió la fórmula -pensando en países donde es más difícil acceder a una producción industrial- y que se necesita alcohol de 96 grados, pero que como es «demasiado agresivo con la piel» se debe mezclar con agua y glicerol.
Publicidad
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.