Habla la familia que El Rubio dejó en Brasil

Catorce años después del fallecimiento de Ángel Cabrera Batista y 45 desde que abandonara Río de Janeiro, CANARIAS7 ha podido contactar con la mayor de sus dos nietas, Camila Cabrera Nunes, hija de Ángela Cabrera Coura, a la que reconoció desde su nacimiento en 1970.

Charo Orgaz / Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 15 de julio 2020, 11:56

Sin querer hacer ningún tipo de valoración sobre la trayectoria que pudo tener su abuelo en España en tantos años de ausencia, la mayor de las dos nietas de El Rubio ha querido puntualizar que «las únicas pretensiones que he tenido en esta búsqueda han sido las de saber los orígenes. Bajo ningún concepto quiero abrir viejas heridas que puedan causar más dolor a la familia Cabrera».

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Nunca hubiera podido imaginar Camila Cabrera que una llamada escueta, a través de Internet, la llevarían a descubrir una historia impresionante, cuyo protagonista era un hombre canario conocido popularmente como El Rubio de Arucas, padre biológico de su madre Ángela Cabrera Coura nacida en Brasil el 30 de junio del 1970 (fruto de la relación con una jovencísima carioca llamada Carmen Zilah) y fallecida repentinamente en el 2011 con tan solo 41 años de edad.

Durante las largas conversaciones telefónicas con Camila, esta fue desgranando retazos de la vida de su madre, hija de Cabrera Batista. Una mujer que hasta los últimos días de su vida (murió sorpresivamente de un infarto de miocardio) siempre estuvo presente el interrogante: «¿Por qué mi padre se marchó de Brasil por unos meses y nunca más volvió?».

Según se desprende de las averiguaciones, Ángel Cabrera Batista salió de Río de Janeiro (su hija tenía casi cuatro años) y no pensó en un viaje a Europa sin retorno, sino que las circunstancias que se dieron poco después, en relación a la acusación sobre la desaparición del empresario tabaquero Eufemiano Fuentes... le obligaron a ser un fugitivo, a perder la libertad hasta pocos días antes de su muerte con 59 años.

«Mi abuela siempre se negó a hablar del abuelo español, nunca quiso mencionar a la persona que tanto había querido y que al final pensó que no fue correspondida. Tendría sus razones».

Registro civil

Continuando con el relato, la joven brasileña hizo especial hincapié sobre el momento en el que descubrió la identidad del padre de su madre.

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«Descubrí la verdadera identidad del abuelo cuando acudí al Registro Civil de Copacabana (en Río de Janeiro) para solicitar mi Partida de Nacimiento y allí pude comprobar que en el apartado donde figuran los nombres y apellidos de los padres y el de los abuelos (maternos y paternos) estaba Ángel Cabrera Batista. Por otra parte, después de la muerte de mi madre también descubrí que en reverso de su Carnet de Identidad también figuraba ese nombre y los dos apellidos como padre biológico».

La copia de esta documentación oficial, así como las fotografías de El Rubio con su hija de pequeña edad, junto a su compañera de vida en Brasil, otras improntas de adolescente, de jovencita y de poco antes del fatal desenlace, obran en nuestro poder. Ángela Cabrera murió repentinamente sin ver cumplidos sus deseos de conocer a su padre.

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La ausencia de Ángel Cabrera marcó la vida de las nietas. Camila se interesó por conocer la historia de su abuelo.

En otro momento de las largas conversaciones con Camila Cabrera (durante tres días) y después del intercambio de fotografías, la joven reconoció haber llorado de emoción al observar el gran parecido existente entre su madre cuando era una adolescente y de jovencita con su abuelo cuando éste tenía cuarenta años de edad.

«El parecido entre ambos es impresionante. Lo que realmente me intriga es por qué mi abuelo canario había podido viajar hasta Brasil si por aquellos tiempos me dices que venía de una familia humilde. ¿Qué estaba haciendo acá, en Río de Janeiro, por aquellos años que pocas personas se podían permitir el lujo de viajar a lejanos continentes? El silencio de mi abuela sigue siendo total».

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«No he podido dejar de llorar»

Al llegar a este punto del relato, la nieta mayor del grancanario Cabrera Batista hizo la siguiente matización: «A lo largo de esta historia de mi abuelo, conocida ahora desde la distancia, he tenido mucho miedo de buscar más. Me dices que en la historia de él se inventaron muchas cosas porque en España había una dictadura. Tú, que le conociste de cerca me hablas de que era un tipo aventurero, muy crítico con las injusticias sociales, un luchador por la igualdad de oportunidades. Es por ello que quiero conocerle como persona, como ser humano. No quiero, bajo ningún concepto, hacer sufrir a la familia Cabrera con los viejos recuerdos. Ya han sufrido bastante. Sí, me conmueven tus palabras y el hecho de que tú le hayas conocido, que conozcas a su familia española y me digas que son unas buenas personas... Me conmueve. ¡Lástima que ni mi madre, ni nosotras sus nietas, tuviéramos tiempo de conocerle profundamente! Mi corazón estaba tan ansioso...que no he podido dejar de llorar al imaginar todo su sufrimiento por la inocencia y el de esa familia que se encuentra en una isla atlántica».

Documento de certificado de nacimiento de Camilla Cabrera Nunes, en el que aparece Ángel Cabrera Batista reseñado como abuelo materno, junto a Carmen Zilah.

«Gran corazón»

La joven preguntó si el resto de la familia Cabrera Batista sabía de la existencia de su madre brasileña.

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«Mi madre, Ángela Cabrera, era muy guerrera, con un corazón de vida gigante e infeliz. Quizás por eso, por su gran corazón, se le rompió, sorpresivamente, con tan solo 41 años. Morir cuando se empieza a vivir». Ella se preguntaba, al igual que yo me pregunto ahora, si la familia española llegó a saber de la existencia de una hija brasileña.

Y continuó diciendo: «Mi abuela Carmen Zilah cuando conoció a mi abuelo Ángel (era muy joven y con una gran belleza) ya tenía dos niños pequeños. Mucha lucha en aquellos tiempos. Todos han sufrido. En estos días de conversación he tenido pena de todo el sufrimiento que pasó allá toda la familia. Diles que en Río de Janeiro vive otra parte de las raíces de Ángel Cabrera Batista que nos queremos mucho. ¡Ojala que algún día podamos encontrarnos!».

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