Luisa del Rosario y Luisa del Rosario González Las Palmas de Gran Canaria
Viernes, 17 de julio 2020, 03:09
El sector educativo lleva paralizado algo más de dos semanas. Las clases virtuales ayudan a mantener la rutina mientras dura el estado de alarma y el confinamiento por la crisis sanitaria, pero buena parte del estudiantado, especialmente quienes tienen que hacer este año la prueba de acceso a la universidad (EBAU) se podría ver perjudicado. Ante este panorama, las universidades han decidido introducir algunos cambios en los exámenes. «No podemos permitir que el estudiantado de segundo de bachiller se vea perjudicado porque le quede algún bloque de contenido de alguna asignatura», afirma el vicerrector de Estudiantes de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Antonio Ramos Gordillo.
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«Intentamos que el modelo no se aleje de cómo ha venido haciendo hasta ahora», añadió. «La EBAU no cambia nada, lo que queremos es que se adapte» y en ese sentido, abundó, lo que se analiza es una «propuesta de examen con varios enunciados. Que la evaluación utilice al menos un elemento curricular de los bloque para que el estudiante pueda obtener la máxima puntuación mezclando los bloques A y B». Es decir, hasta el pasado año, se le ofrecía al estudiantado la posibilidad de responder a preguntas entre dos bloques de propuestas (A y B), siendo una elección excluyente. La idea ahora es que el alumnado pueda escoger las preguntas a las que responde permitiendo seleccionarlas entre ambos bloques a su conveniencia», explica Ramos Gordillo. La prueba ordinaria será el 1, 2 y 3 de julio y la extraordinaria la primera quincena de septiembre.
La fase general permite un 10 de máxima calificación, pero alcanzar el 14 depende de estos bloques de preguntas. Con esta fórmula, ahonda el vicerrector, el estudiantado podrá mejorar su puntuación y garantizar que logra la máxima puntuación, fundamental para superar los números clausus de ciertos grados.
«Hay dos cosas que tenemos que tener en cuenta: la seguridad jurídica y la equidad y, luego, la igualdad. Siempre hay un porcentaje de estudiantes que se puede quedar fuera por distintos déficits, como no tener ordenador –y no haber podido seguir las clases virtuales con la misma facilidad que le resto–». En esta situación podría encontrarse «al menos un 15%». «Tenemos que trasladarle a las personas implicadas, estudiantes y profesorado de 2º de bachiller que vamos a evitar que perdamos un mínimo de seguridad jurídica y vamos a luchar para que equidad se manifieste de manera absoluta», añade Gordillo.
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