Casi como un día de fiesta en Betancuria

Aunque cierto aislamiento geográfico del resto de Fuerteventura lo aleja de muchos servicios públicos, el municipio de Betancuria y sus pueblos gozan de un encanto especial con respecto a otras zonas de la isla.

David Monserrat y Betancuria

Jueves, 16 de julio 2020, 18:31

Prueba de ello que sea parada obligada para un tipo de turismo más cultural e interesado por la historia y el patrimonio. Para estas elecciones, igual que para las anteriores, tan solo se habilitó un colegio electoral para todo el municipio, en concreto en el centro cultural de la villa histórica, donde, además de los vecinos de la localidad de Betancuria, también votaron los de Vega de Río Palmas, Valle de Santa Inés, Playa del Valle y diseminados.

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Hallar plaza de aparcamiento en la villa histórica no fue tarea fácil ayer domingo. No solo la buscaban los coches alquilados de los turistas que iban a ver la iglesia de Santa María de Betancuria y demás monumentos, sino los vecinos de los diferentes pueblos que tenían cita con las urnas. En horas del mediodía, incluso llegaron a formarse pequeñas colas para votar, pero, mientras esperaban, los vecinos se entretenían en conversaciones tan animadas que hasta los miembros de la mesa electoral tuvieron que llamarles la atención para que bajaran el volumen. Y es que, en un municipio en el que todo el mundo se conoce, el día de las elecciones es casi como un día de fiesta que ofrece la oportunidad de saludar a muchos conocidos a los que se lleva tiempo sin ver.

Torsten Zwerenz, de origen alemán pero residente en el municipio desde hace 39 años, llegó desde Playa del Valle acompañado de la familia para votar en las municipales y en las europeas, puesto que, al ser extranjero y pese al tiempo que lleva asentado en España, la legislación sigue sin permitirle hacerlo al Cabildo y al Parlamento de Canarias. En todo caso, «es importante votar para conseguir que la política trabaje en base a lo que quieren los vecinos», explicaba Zwerenz.

Minerva Zerpa, residente en la misma localidad de Betancuria, llegó al centro de votaciones en compañía de su marido. «Votar es importante porque, al fin y al cabo, si no votas tampoco puedes reclamar el día de mañana que te pongan una farola o que te asfalten una calle», explicaba Zerpa, antes de depositar su voto en la urna con la intención de irse luego a la playa para disfrutar de un día plenamente soleado.

Pese a su avanzada edad y a ir en silla de ruedas, Francisco Domínguez, de 91 años, no quiso faltar a la cita con las urnas. «Claro que es importante votar para que el gobierne mande comida o dé dinero para comprar comida», explicaba entre risas Domínguez, quien aseguraba haber votado «siempre» desde el comienzo de la democracia y que ayer fue al colegio electoral acompañado por su nieto, Francis Méndez.

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