No es ningún secreto que no encajo en la media de lo que podríamos llamar como público del Womad. No le cogí el punto al festival de música e intercambio de culturas cuando tuvo la capital grancanaria como sede, y tampoco me embarqué rumbo a Fuerteventura cuando fue acogido en esa isla tras la decisión del Partido Popular de cerrarle las puertas en aquella ciudad. Saben los lectores también que en alguna ocasión planteé mis reservas sobre el cartel del Womad y su coste, en especial porque todavía seguimos esperando que Peter Gabriel -el inventor de la marca- tenga a bien darse un salto por Canarias.

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Pero ni lo primero ni lo segundo son óbice para incluirme entre los que se preguntan cuánto hay de manía persecutoria a Gran Canaria en la respuesta de la Consejería de Turismo y Cultura, que se ha hecho de rogar para finalmente trasladar al Ayuntamiento de la capital grancanaria y a la promotora del Womad -Dania Dévora- que no tiene cuartos para aportar el dinero que se le pedía. Una cantidad que no era ni más ni menos que la que sí hubo por parte del Gobierno canario para el Womad majorero.

Las suspicacias son absolutamente legítimas: ¿por qué allí sí y aquí no? ¿Será porque el Cabildo de Fuerteventura está controlado por Coalición Canaria y un PSOE feliz de convivir con los nacionalistas? ¿O será porque en Gran Canaria mandan Nueva Canarias y Antonio Morales, con el añadido de que ese partido cogobierna en la capital grancanaria? ¿Y si fuera Carlos Alonso quien acudiese a pedir un Womad para Tenerife? ¿O un dinero para que esa isla sea la capital mundial de los deportes virtuales -los eSports-, eso que tanto gustan al Ejecutivo y, por lo que se ve, al propio presidente autonómico, Fernando Clavijo?

En el caso del área de Cultura del Gobierno canario, llueve sobre mojado: se cargaron el Festival de Música, dejando un agujero próximo al medio millón de euros, y como premio a ese desaguisado le regalaron a la que fuera consejera, María Teresa Lorenzo, un puesto bien remunerado para defender los intereses canarios en Madrid. Y como ni antes ni ahora se han fijado criterios mínimamente objetivos a la hora del reparto del dinero público, pues se aferran a que ya no hay cuartos en la hucha para el Womad de este año. Para el próximo, pues ya se verá, que es una forma muy habitual en política de decir con más elegancia lo siguiente: «Según como te portes, veré si contribuyo o no».

Ahora, si finalmente llega a haber Womad y se sostiene con los aportaciones del Cabildo, el Ayuntamiento e inversores privados, solo espero que se coloque en los accesos un detector de altos cargos del Gobierno para que salten las alarmas cuando aparezcan por allí. Por coherencia lo digo, y no por excluir. Ah, y a ser posible que el detector también pite cuando pretendan entrar los asesores públicos esos cuya función el Gobierno no quiere contarnos pese a que su sueldo sale del bolsillo de todos nosotros.

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