Las diferencias son muchas y notables entre Nueva Canarias y Coalición Canaria, pero no las suficientes para impedir que el nacionalismo afronte los retos canarios frente al Estado. El escenario económico que se dibuja en el horizonte no puede ser más oscuro para los canarios. Lo pasaremos peor en esta crisis que en la del 2008, entre otras cosas porque no nos hemos recuperado de aquel zarpazo. Con los efectos de aquella crisis sobre los hombros y una que se en ciernes los partidos nacionalistas canarios deben estar a la altura de las circunstancias.
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Canarias se decide en Madrid y sólo con un frente de defensa de los intereses canarios allí, sea quien sea el interlocutor que toque en la Moncloa, podremos sobrellevar esta segunda andanada a la línea de flotación de la economía y los intereses y derechos de los canarios.
Los programas políticos de ambas formaciones nacionalistas en torno a las reclamaciones de Canarias ante el Estado son prácticamente idénticas. No hay discrepancias en este sentido. Las diferencias son internas, en el archipiélago, e histórica por la escisión, pero ante la situación que se avecina no dejan de ser paja mojada. Ir en coalición en las próximas elecciones generales se antoja de máxima importancia estratégica para Canarias, con implicaciones políticas para ambas formaciones que obligan a guardar las espadas.
Coalición Canaria, después de perder todo el poder político en las islas y ante sus expectativas electorales no está en disposición de imponer muchas condiciones. A los de Clavijo les toca acogerse a la virtud de la humildad, reconocer que no lo han hecho bien, que no están en su mejor momento y que si quieren sobrevivir tendrán que sufrir la crisis que siguen tratando de evitar, además de colocarse en el lugar que le corresponde, que no es el de protagonista de esta fiesta. Será otro error histórico de CC colocarse en posiciones de arrogancia en este proceso, en sus circunstancias y en las que provoca una etapa dura para Canarias.
Por derecho propio y por su estratégica posición en el damero del poder regional a Nueva Canarias le corresponde ahora liderar el nacionalismo y este proceso. A los de Román Rodríguez no parece que el poder se les haya subido a la cabeza y mantienen fresco el análisis y tienen clara la estrategia. NC está en el Gobierno regional, con una cuota importante de poder, domina importantes instituciones y una gran parte del nacionalismo progresista y de la izquierda canaria han puesto sus expectativas de futuro en ese partido para el que las únicas amenazas son perder la frescura, atrincherarse en posiciones más ideológicas que pragmáticas y no saber aprovechar el momento.
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