La Unión Deportiva se suele sentir feliz como un voyeur de serie B. Es como ese supuesto galán que da la espalda a las damas cuando se desnudan, pero que mira disimuladamente a través del reflejo del espejo. También esconde aviesas intenciones. Así actúa siempre el equipo de Lobera, contemplativo y sereno. Ya tendría su ocasión.
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No le altera nada. Ve el espectáculo en primera fila, sin sentirse intimidado por la inercia del partido. Aunque Álex Ortiz confirmara el dominio del Guadalajara exigiendo a Barbosa por duplicado en el primer cuarto de hora del partido. Al final, las fuerzas quedan equilibradas. El Guadalajara hacía el esfuerzo, añadía desgaste a su presentación tomando el dominio del encuentro. Pero Razak ya había parado las mismas que Barbosa en el ecuador del primer acto; dos tapadas meritorias del guardameta ghanés a acometidas de un Vitolo con intuición de cazador furtivo.
Algo empezó a atragantársele a Las Palmas en su acción inicial. Rodeada por 23.985 gargantas, sintió levemente la ansiedad de las expectativas. Se ajustó al plan de siempre, a la cadencia en la que es más fuerte. Es una fórmula que hasta la fecha ha cotizado de forma muy rentable. Pero como siempre, todo ensayo tiene también su error.
Algo cambió en ese preciso instante. El fútbol insular se congestionó. Espeso, aferrado a un silencio ofensivo que estimulaba la idea del Guadalajara, cada vez más próximo a un Barbosa ágil en todas sus intervenciones.
Tato y Thievy, como modelos para la teoría, quedaron aislados. No hubo ninguna trampa especial del rival, era la propia dinámica de plomo del representativo la que suscitaba ese contexto. Y el orden de los Carlos Terrazas, un equipo adusto y económico a domicilio.
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Ese fue el desarrollo que engulló la primera parte, con Las Palmas agarrotada y el Guadalajara situando su frontera en el meridiano del terreno de juego. Y con Barbosa presumiendo de guantes en una interminable sucesión de estiradas.
Era notable que el partido necesitaba adrenalina. Lobera comenzó la segunda parte relevando a Momo por Chrisantus. Y parecía que el voltaje había adquirido la intensidad necesaria para hacer carburar al representativo. No había pasado el primer minuto de la segunda mitad cuando ya habían caído dos ocasiones de cierta relevancia en la portería visitante; en ambas Chrisantus dejó su sello. El nigeriano es un jugador con instinto. Huele bien las acciones y sabe rastrear la zona necesaria, pero le falta determinación y colmillo para completar las acciones.
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Pero el fútbol es pura paradoja. Se había venido arriba Las Palmas y el ambiente había ascendido un escalón para ponerse a su altura. Entonces el Guadalajara descerrajó el mazazo. Juanjo, con olfato, encontró su espacio en el área entre Deivid y Murillo. Canónico, cabeceó a la izquierda de Barbosa. El bote del balón en el área pequeña lo hizo inaccesible para el portero local. Todo eso embellecido previamente por un balón percutido de forma precisa hasta el corazón de la retaguardia canaria por Álex García.
El gol hizo palanca en la Unión Deportiva. En el aspecto ambiental hubo comprensión. Y en el emocional el orgullo se sintió mancillado. Nauzet y Thievy combinaron en una acción hermosa, con balón infiltrado entre los centrales por el canario y una vaselina pelín alta del galo. Y esa fue la dinámica en la que se enroscó el partido, con Las Palmas buscando de forma vehemente equilibrar un partido que hasta ese momento perdía con cierta justicia.
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El partido empezó a agotar minutos y la Unión Deportiva se fue precipitando. En sus ataques se comenzaba a percibir ansiedad. Por eso Lobera quitó a Tato e incluyó en la ruleta a David González; quería el técnico serenar el partido desde la posesión. La lectura no fue la apropiada. Aunque quizá lo que no estuvo acorde fue la interpretación de su rol por el de La Feria. El partido necesitaba vértigo, pero David lo ralentizaba.
Fluyó el encuentro en un ritmo monocorde. Solo la Unión Deportiva proponía avanzar, demasiado tarde y ya castigada. Era un esfuerzo baldío, al Guadalajara le bastó con su orden.
Eso también es fútbol. Descifrar el partido y hacerlo a tu gusto. Sentirte cómodo. Las Palmas mandaba pero no exigía. Al final todo pudo cambiar. Un balón profundo encontró a Thievy desbocado en perpendicular al punto de penalti. Allí mismo cayó. Encimado por Jony cayó redondo al suelo. Hubo petición popular de penalti. Pero lo único que decretó Martínez Munuera fue el final del envite.
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Ficha técnica:
0 - UD Las Palmas: Barbosa; Atouba, Deivid, Murillo, Dani Castellano; Momo (Chrisantus, min. 46), Hernán (Javi Guerrero, min. 84), Nauzet Alemán, Vitolo; Tato (David González, min. 67) y Thievy.
1 - CD Guadalajara: Razak; Aitor, Álex Ortiz, Javi Barral, César; Jony; Cristian Fernández (Kike Tortosa, min. 81), Vicente, Álvaro Antón, Álex García (Jon Erice, min. 61); y Juanjo (Azkorra, min. 73).
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Gol: 0-1, min. 47: Juanjo.
Árbitro: Juan Martínez Munuera (Comité Valenciano). Mostró tarjeta amarilla al jugador visitante César (min. 67).
Incidencias: partido de la trigésima segunda jornada de la Liga Adelante disputado hoy en el Estadio de Gran Canaria ante 23.985 espectadores.
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