Si no hay más sustos, Josefa Hernández cogerá el barco hoy lunes para trasladarse desde Fuerteventura a Lanzarote e ingresar en la prisión de Tahíche. La abuela Josefa, como ya se la conoce popularmente, recibió ayer domingo el alta después del desmayo que le impidió el viernes cumplir con la sentencia.
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A Josefa Hernández el médico le recomendó descanso, pero el cumplimiento de una condena que la obliga a ingresar en prisión se lo pone prácticamente imposible.
«El día de hoy lo ha pasado durmiendo, tranquila, porque los médicos del Hospital General de Fuerteventura la han sedado», cuenta Minerva Zerpa, la hija de Josefa.
La abuela de Fuerteventura se irá a la prisión de Tahíche con una salud delicada. A sus 63 años decidió declararse en huelga de hambre con la esperanza de que fuera indultada pero la gracia gubernamental no ha llegado. Pero la indignación popular, más allá de su isla, sí se ha hecho muy presente.
Para hoy, varias organizaciones políticas y sociales preparan concentraciones de protesta mientras e internet corre como la pólvora las iniciativas de solidaridad.
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