Vanesa Delgado
Jueves, 16 de julio 2020, 09:36
Lo primero que haremos será precalentar el horno a 170º calor arriba y abajo con ventilador (si tenemos la opción). Luego, picaremos las nueces. Yo lo hago metiéndolas en una bolsa de cremallera plástica, la cierro bien y le paso el rodillo varias veces, así consigo que no sean todas del mismo tamaño y queda muy bien que los pedazos sean irregulares, se aprecia más rústico.
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Las medidas, como ven, se las doy en tazas porque es un receta muy de abuela de las de toda la vida y antes se cocinaba al ojo.
Ahora mezclaremos en un recipiente las dos tazas de harina con el medio sobre de levadura química, el pellizco de sal y reservaremos.
En otro recipiente, batiremos el huevo, incorporaremos la taza de azúcar y volveremos a batir hasta que la mezcla se quede color blanquecina.
Verteremos sobre esta mezcla la taza de leche y batiremos bien hasta integrarla y una vez la tengamos, podremos empezar a volcar la harina. Será mejor si la vamos tamizando a medida que la vayamos incorporando (pasarla por un colador, si no disponemos de tamizador). Luego iremos batiendo con ligereza, procurando no dejar muchos grumos. Lo ideal es que le vaya entrando aire y no es necesario que la masa quede absolutamente perfecta. De hecho, es mejor para el horneado que no quede completamente integrada ya que eso hará que queden agujeritos en medio de la miga del pan. El color final de la masa es amarillenta y bastante pastosa.
Ahora es el momento en el que incorporaremos las nueces y la pasas y con la ayuda de un tenedor, las repartiremos por toda la pasta resultante. Una vez tengamos la masa lista, engrasaremos el molde con mantequilla, llegando también a las paredes más altas del mismo porque el pan sube de volumen durante el horneado. Vertemos la masa dentro del molde y lo metemos en el horno calculando una hora a 170º, calor arriba y abajo. A la media hora y si viéramos que se está rajando la masa por arriba, podremos colocar un papel vegetal por encima para que la corteza de lo que será nuestro pan, no se queme. En mi caso nunca ha sido necesario dar este paso y la corteza se me queda algo más tostada que la miga y así está ideal para cortarlo.
Pasada una hora, sacaremos del horno despacio y meteremos un cuchillo de punta redonda, si sale limpio, nuestro pan estará listo sino, volveremos a meter en el horno y haremos esta misma prueba del cuchillo, cada cinco minutos. Una vez lo tengamos, lo dejaremos templar dentro del mismo molde y cuando ya no queme lo desmoldaremos. Para partirlo habrá que esperar a que esté a temperatura ambiente. Se conserva con la miga tierna, hasta tres días.
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1/2 taza (tamaño café con leche) de nueces picadas toscamente.
1/2 taza de pasas.
1 taza de leche.
Dos tazas de harina simple de trigo.
Una taza de azúcar blanca.
1/2 sobrecito de levadura.
1 huevo.
Una pizca de sal.
Mantequilla para untar el molde.
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