Rebeca Nuez: de Canarias a Maastricht

La violinista es una de las jóvenes talentos de la isla a punto de terminar su máster en la ciudad holandesa y aspira a convertirse en una gran intérprete trabajando, sobre todo, en proyectos con músicos y compositores contemporáneos

Martes, 21 de julio 2020, 21:29

Tiene 25 años y le gusta tanto Paganini y Mozart como Rosalía, el hip hop o Adele. La violinista aruquense Rebeca Nuez resulta ser de lo más ecléctica y defiende, como buena hija de su generación, la pluralidad y la mezcla de géneros. En el seno de una familia de músicos, comenzó a estudiar a los seis años de la mano de su tío, Mikhail Vostokov, miembro de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, que sigue siendo un gran apoyo para la joven. Luego, continuó con el instrumento en la propia Academia de la orquesta, a su mayoría de edad puso rumbo a Rotterdam para cursar un año, y de ahí a Maastricht, donde se tituló en la especialidad de violín y está a punto de finalizar un máster.

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Nuez, sin embargo, no parece desvincularse de su tierra, a la que vuelve cada vez que tiene ocasión y que ha visto nacer este 2018 su primera obra: Alone for violin solo. Una composición original de la grancanaria Laura Vega, grabada y distribuida en iTunes y Spotify. «Fue muy emocionante porque normalmente tocas piezas de gente que ya ha fallecido y con la que no puedes dialogar para ver qué quería decir exactamente. En este caso, trabajas codo con codo, y más con Laura, que te permite darle tu propio estilo», explica, consciente de que este enfoque conlleva otra «responsabilidad»: la de no defraudar al compositor.

En cualquier caso, la joven violinista insiste en su interés por colaborar con músicos contemporáneos. «Entiendo que haya que mantener esa ‘pureza’ de las obras antiguas, y también que haya intérpretes que las enfoquen desde un punto de vista más moderno, pero creo que cada música vive su tiempo y ahora se están haciendo muchas cosas interesantes en las que me gustaría participar», afirma.

Futuro

El gran error de los intérpretes, asegura, es «cerrarse» a los cambios y, sobre todo, «creer que todo está hecho» en un mundo donde la exigencia y el rechazo son habituales. Por ello, confiesa que es necesario rodearse de la «gente adecuada, que sepa ayudarte y orientarte». La importancia de caer en las manos correctas es uno de los atractivos que Nuez le ve a la enseñanza pero, de momento, su mayor aspiración es compartir sus propias creaciones.

Vídeo.

Una generación de cambios

El informalismo del pianista James Rhodes, la popularidad masiva de 2Cellos e incluso la labor divulgativa de Jaime Altozano no le son desconocidos a Rebeca Nuez a pesar de su confesa apatía por las redes sociales. La música clásica vive un momento de cambio y «expansión» que celebra, y concluye que hay que tratar de eliminar esa «barrera» que se ha creado con el público. «La idea de que tienes que haberte formado y ser un intelectual para entenderla es mentira. Lo que no ha terminado de encajar es el ‘paquete’, afirma, y sobre los músicos que se salen del marco, añade: «No hay nada malo. La gente es libre de crear un producto que conecte con la gente y eso puede ser más o menos tradicional».

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En su particular mundo, cuenta que es frecuente escuchar conversaciones sobre la posible desaparición de la música clásica. Una idea que ella también se repetía sin casi cuestionársela, hasta que un amigo la hizo entrar en razón con un argumento que ahora lleva muy presente. «Piénsalo: hace doscientos años, quienes se dedicaban a esto era un selecto grupo de personas y en una zona de Europa muy reducida; hoy ves muchos conservatorios llenos y en cualquier lugar del mundo, existen más salas de concierto para tocar, intérpretes haciendo vídeos en Youtube, precios mucho más asequibles... Estamos yendo a más, es imposible que se acabe», señala.

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