El informe preliminar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) para la localización y posible exhumación de los dos fusilados de San Lorenzo en 1937 que aún esperan por un tratamiento digno de su memoria, Juan Santana y Francisco González, no ofrece conclusiones determinantes sobre la ubicación de sus restos dentro del cuartel seis del cementerio de Vegueta. Aún así, tanto el Cabildo de Gran Canaria como el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ratificaron ayer su compromiso de llegar al final de la investigación y de mantener el convenio firmado con la ULPGC si fuera posible exhumarlos.
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Para eso, en la reunión de presentación del informe preliminar elaborado por un grupo de historiadores universitarios, encabezados por Javier Márquez, se acordó realizar un estudio microfotográfico y una cata, hasta tres metros de profundidad, para conocer la situación real de la fosa.
El director insular de Presidencia del Cabildo de Gran Canaria, Marino Alduán, explicó que «la idea que manejamos es iniciar las catas arqueológicas a principios de diciembre, en lo que sería la segunda fase de esta investigación».
El informe preliminar de la ULPGC no puede validar la localización concreta del cuartel seis de la fosa común porque la única fuente que detalla el enterramiento de los dos fusilados es la declaración del hijo del sepulturero de aquella época. Solo hay un documento de la distribución de los cuarteles que realizó el arquitecto Laureano Arroyo en 1898.
La situación se complica por la enorme intervención que ha sufrido la fosa común y, en concreto, el cuartel seis. Así, el estudio universitario detalla que el espacio fue reutilizado en 1942 para depositar otras veintiocho personas; y en 1955, cuando se añadieron otros treinta individuos.
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Alduán también informa de que un antiguo marmolista del cementerio de Vegueta declaró que «en esas dos ocasiones las fosas fueron vaciadas», con lo que no se garantiza la presencia de los restos. «Al parecer hubo muchos depósitos en la fosa procedente del osario del propio cementerio, con lo que no se garantiza que los cuerpos estén ahí ni que su colocación sea la que deberían tener», añadió.
El cuartel seis se abrió para recibir a Juan Santana y Francisco González, fusilados en La Isleta el 29 de marzo de 1937, por lo que deberían estar en el fondo de la fosa. Eso explica que la cata quiera llegar hasta los tres metros de profundidad, que es hasta donde llega el enterramiento.
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La última conclusión del informe preliminar de la ULPGC, de acuerdo con la información facilitada por Marino Alduán, es la relativa al deterioro morfológico de la zona donde se encuentra la fosa común debido a las escorrentías, la penetración del mar y a un posible deslizamiento de suelo de casi medio metro. Además, es posible que los trabajos de jardinería y el árbol que está sobre la fosa común también hayan afectado al enterramiento.
El Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, representado por el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, han iniciado ya los permisos que permitirán continuar con los trabajos. Se trata de un proceso algo más complicado de lo habitual porque el cementerio de Vegueta tiene la categoría de Bien de Interés Cultural desde el año 2010.
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Las dos instituciones mantienen su confianza en poder recuperar los cuerpos y dignificar su memoria. «Si la actitud del PP hubiera sido otra hace veinte años, hubiera sido más sencillo culminar este proceso», lamentó el director insular de Presidencia del Cabildo grancanario.
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