El incendio que ha arrasado más de 10.000 hectáreas en la cumbre de Gran Canaria no ha permitido que cientos de turistas realicen sus habituales excursiones al centro de la isla y a los lugares de interés ofertados en la mayoría de los catálogos de los turoperadores. Pero también ha frustrado el alojamiento de los visitantes extranjeros en las numerosas casas rurales que desde hace tiempo se han convertido en una singular demanda para un turismo selecto, que disfruta del paisaje inigualable de este espacio declarado Reserva de la Biosfera, así como de los usos y costumbres lugareños.
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Durante el tiempo que ha estado cerrado el acceso a la cumbre, se estima que más de 2.500 turistas diarios no han conseguido cumplir su sueño de visitar estos paisajes. El cierre de las carreteras y la información divulgada de manera puntual por los organismos de seguridad ha llegado en tiempo y forma a los turoperadores y al sector hotelero del Sur, que a su vez han transmitido a los visitantes de manera inmediata, evitando así que se desplazaran a la zona del incendio.
Se calcula que son miles los euros que se han dejado de ingresar por parte el entramado de servicios, que depende de estas visitas para mantener en pie su actividad comercial. Bares, restaurantes, cafeterías, tiendas de regalos y hasta los supermercados han notado en sus cajas el efecto del incendio.
La zona afectada por las llamas, el extenso perímetro entre Tejeda, Artenara, Valleseco y Gáldar, cuenta con alrededor de una treintena de alojamientos destinados al turismo ecológico y rural, cuya ocupación en este periodo del año suele ser más baja de lo acostumbrado, pero que igualmente representa una importante actividad económica para la zona.
Según el Patronato de Turismo de Gran Canaria, en Tejeda están registradas legalmente un total de 16 casas rurales, mientras que en el municipio de Artenara y de Gáldar suman otras 12 las viviendas destinadas a este turismo. Con estas y otras viviendas vacacionales estiman que son más de 500 las plazas turísticas que dan vida a uno de los segmentos más valorados.
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La propietaria de las casas rurales Nublo y Bentayga, Ángela García Cabrera, expresó que no están con clientes en este momento y esperando «que este drama pase pronto». «Estoy recibiendo muchos mensaje de antiguos clientes de distintos lugares de Europa sintiéndose muy apenados y compadeciéndonos por lo que ha pasado, por lo que esperamos que esto sea solo un mal sueño y que lo bueno vuelva de nuevo muy pronto con el reverdecer de todo el paisaje», indicó.
«Tenemos esa esperanza y no la perdemos para nada, porque gracias a Dios las casas rurales no han sido afectadas, pero además porque Tejeda le tiene mucho cariño a los turistas que año tras año nos visitan y se vuelven locos por la belleza del pueblo», puntualizó.
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La dueña de estas dos casitas rurales asegura que el daño provocado por el fuego «lo estamos sufriendo todos, pero eso se lleva mucho mejor cuando sabemos que estamos recibiendo el apoyo, el cariño y la comprensión de tantísima gente de aquí y extranjera», afirmó.
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